En una semana de tenis donde toda la atención se centra en los cuidados que Nadal (1º) realiza a sus dos rodillas tocadas con inyecciones de plasma de a saber qué producto, dos torneos menores de la ATP, de categoría 250, se disputaron en Europa, y un dato significativo tuvo la culpa de todo: volvía la tierra batida, la arcilla o el polvo de ladrillo como lo denominan en Sudamérica y por tanto las buenas prestaciones de los tenistas españoles destacaron sobremanera; como sucediera allá por los meses de abril y mayo en los torneos punteros, en las semis tanto de Bastad (Suecia) como Stuttgart (Alemania) de los 4 tenistas 3 de ellos eran españoles, aunque viendo el nivel del 'representante del mundo', Soderling (5º) en su país y Monfils (17º) en tierras germanas, se presuponía que estos cabezas de serie hicieran valer tal condición. Pero Almagro (20º) y Montañés (30º) redondearon una semana espléndida para el tenis español y refrendaron su supremacia sobre dicha superficie. Quizás resulte paradójico tras la debacle de la Davis, pero todo esto no hace más que constatar la importancia de la pista donde se juegue al tenis en como está estructurado el circuito hoy en día.Por alguna razón que se me escapa, el ATP250 de Bastad en Suecia está entre los torneos mejor valorados por los tenistas, espero que sea algo que tenga que ver con el buen hacer de la organización, porque la participación no atrajo a los tenistas de primer nivel. El ídolo local, Robin Soderling (5º) y vencedor aquí el año pasado, y ese cabezita loca de Fernando Verdasco (10º) eran los máximos cabezas de serie y tan solo gente como el italiano Seppi (76º) o el uruguayo Cuevas (64º) pudieron colarse en cuartos -además del finalista de los dos últimos Roland Garros- junto a la horda de españoles; únicamente un lento Verdasco (10º) no pasaría a la penúltima ronda ya que lo apeó un Robredo (36º) de vuelta de nuevo a la elite pero que en semis no podría con el luego campeón; quien perdería este año por tercera vez contra el mismo tenista sería David Ferrer (12º) pero Soderling (5º) no pudo reeditar título ya que estuvo todo el torneo jugando a 3 sets y en la final ante Almagro (20º) sucumbía por 7-5, 3-6 y 6-2, siguiendo con su mala racha de 2010 en las finales que le toca jugar contra españoles, ya que tan solo ganó en febrero en Rotterdam a Youznhy (14º) para después no poder ni con Verdasco (10º) en Barcelona en abril ni con Nadal (1º) en junio en Roland Garros. Habría que destacar que este de Bastad es casi coto exclusivo de los tenistas españoles ya que esta década los Ferrer, Nadal o Robredo ya lo habían ganado y hasta Nico ya había sido finalista.
Por su parte, los cabezas de serie en el ATP250 de Stuttgart eran el ruso Davydenko (6º) y el austríaco Melzar (15º) pero de nuevo dos tenistas españoles les paraban los pies: a Nikolay lo sorprendía un excelente Gimeno-Traver (88º) y a Jurgen el que sería luego campeón, una vez que Montañés (30º) no dejara en semis que Ferrero (21º) cogiese el suficiente ritmo. La final del domingo reviviría sensaciones de una semana antes, ya que el francés Gael Monfils (17º) , que también accedía a la última ronda con palizones a 3 sets, debía demostrar su nivel de la Davis de nuevo ante un español; pero había un handicap, la superficie, ya que no es lo mismo el parqué ultradeslizante de Clermont-Ferrand que la lentitud de la tierra. Y a ello se aplicó Albert para por 6-2 y 1-2 anotarse su segundo torneo del año, tras el de Estoril: el español estaba moviendo con facilidad al francés hasta que este se torcía un tobillo al final de la primera manga y una vez visto que no podía seguir, uno de los héroes de la Davis para su país abandonaba la final con el rabo entre las piernas.
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