lunes, 19 de abril de 2010

Masters 1000 de Montecarlo: la tierra batida devuelve los palizones de Nadal a todos y cada uno de los tenistas, independiente de su ranking

Unos pensarán que vuelve la tiranía; otros que se impuso la lógica; y hasta habrá quienes argumenten la falta de varios renombrados top tens en liza en este recién disputado Masters 1000 de Montecarlo para justificar las exhibiciones, cinco en total, que dio a lo largo de la semana pasada el manacorí Rafael Nadal. Después de estar casi un año sin ganar un gran título, desde Roma en mayo del año pasado, y ver que no podía imponerse a ningún tenista de los punteros en torneos de superficie rápida, liquidó de un plumazo esa ansiedad que ya le estaba carcomiendo de ¿haber entrado en decadencia? y con la temporada de arcilla en marcha, recordó al de otros tiempos.

¿Será imbatible Rafa en los siguientes torneos sobre tierra batida? Todo parece indicar que sí y por dos sólidos motivos: su tenis ya era buenísimo en Indian Wells y Miami (quizás le fallaba un poco la cabeza y la presión por volver aganar) y sobre todo, no parece haber hoy en día ningún tenista de su nivelazo sobre tierra batida. Sí que hay jugadores que juegan, se esfuerzan y completan grandes actuaciones, pero ninguno se le puede comparar al menorquín. Rafa ha destrozado en Montecarlo a todo sus oponentes, ha endosado hasta tres roscos, uno de ellos en la final, no ha perdido ningún set, ha solventado todos sus duelos por la vía rápida, con infinidad de breaks a favor (conseguidos con una facilidad pasmosa), y lo más importante: ha vuelto a sonreir, tanto tenísticamente como anímicamente.

Aparte de Rafa, este Masters 1000 de Montecarlo destacó por otras dos principales razones: una fueron las ausencias o renuncias a jugar de varios top tens, que o bien estaban lesionados, como el caso del argentino Juan Martín del Potro (5º), el ruso Nikolay Davydenko (6º) o el sueco Robin Soderling (8º), o bien optaron por no acudir al Principado monegasco ante la no obligatoriedad de disputar este primer Masters 1000 de tierra del año, como el suizo Roger Federer (1º) o el estadounidense Andy Roddick (7º); en esta misma tesitura se encontraba el escocés Andy Murray, quien en un principio no tenía pensado jugar en Montecarlo pero que a última hora se apuntó al torneo (como si no lo hubiera hecho, vaya pena que dio). Cierto es que ninguno de estos tenistas destaca por sus supinas cualidades en tierra, ganan muy poco en esta superficie y contra Nadal la mayoría tiene balances negativos (por no decir que ninguna victoria, únicamente Federer o Soderling), pero por nombre siempre son tenistas muy a tener en cuenta.

Por tanto, ¿qué tenistas pueden plantarle cara a Nadal en tierra batida? Evidentemente o los argentinos o cualquiera de los españoles. Porque menudo nivelazo mostrado por la Armada Española en Montecarlo. Con decir que en cuartos, entre los 8 mejores del torneo, 5 eran españoles, queda todo dicho de la superioridad y jerarquía de batalladores como Ferrer, Verdasco, Ferrero, Montañes, Almagro o Feliciano, los dos últimos apeados mucho antes pero que por norma pertencen al mismo grupito que casi siempre está ahí. Iban superando ronda tras ronda con autoridad y aplomo, hasta que no quedó otra que eliminarse entre ellos. Siempre estuvimos acostumbrados a ver de partida a muchos tenistas españoles jugando todos los torneos, copando diferentes partes de los cuadros y al final solamente Nadal llegaba hasta las últimas instancias, aunque jugara mal siempre estaba ahí. Pues bien, esta vez la supremacia del tenis español quedó claro y la verdad que asusta su nivel de cara a los torneos de abril y mayo sobre esta superficie.

El primer gran derrotado sería Andy Murray (4º), que en otra demostración de su impotencia en arcilla, lo que unido a lo que parece ser que está inmerso en una espiral de juego pobre, sin poder sacar todas sus cualidades que el año pasado por estas fechas le hacía imbatible, completó en segunda ronda, en su primer partido del torneo, una colosal actuación, pero colosal de mala y penosa, ante el alemán Philipp Kohlschreiber (33º): 6-2 y 6-1 en contra de un Andy que acabó argumentando que veía la pista más pequeña que nunca y que en ningún momento pudo practicar su tenis. Bueno, las pelotas sí que se le iban asombrosamente afuera pero dudo mucho que fuera eso lo que le inculca Alex Corretja. Y el segundo en torpedear, otro con buena fama pero sumergido en esa fase de no-tenis sería el croata Marin Cilic (9º): venía de ganar su primer partido apuradísimo en 3 sets ante el ruso Igor Andreev (50º) y en octavos cedería por un doble 6-4 ante el español Albert Montañés (32º), que a sus 30 años está viviendo una segunda juventud y que con garra y carácter desquicia a tenistas mucho mejores que él.

Pocas más sorpresas hubo en el torneo, ya que los demás cabezas de serie de renombre si que se plantaron en octavos, ronda en la que caían cuatro tenistas que quizás pudieran tener algún argumento sólido y de consideración para ser tenidos en cuenta: por un lado, el checo Tomaz Berdych (15º) venía de tener su 'semana de oro' en Miami y visto el 6-2 y 6-0, con restos estratosféricos, que endosó una ronda antes al galo Richard Gasquet (75º) todo hacía presagiar que se encontraba aún en estdo de gracia, pero en su tercer emparejamiento consecutivo, tras los de Indian Wells y Miami 2010, con el español Fernando Verdasco (12º), en otra dura batalla, éste conseguía revertir la tendencia y por 5-7, 6-3 y 6-2, remontaba a un checo que quizás acusó la torcedura de uno de sus tobillos al inicio del segundo parcial. Por otro lado, el croata Ivan Ljubicic (14º) caía por 6-0 y 7-6 ante el español David Ferrer (17º), se despedía de esa suerte que en muchas fases de los partidos le hace apostarlo todo al tie-break y no soñaría con repetir en su domicilio de adopción la gesta de un mes antes en el desierto californiano de Indian Wells.

Mientras, el vencedor de una semana antes del ATP250 de Casablanca, el suizo Stanislas Wawrinka (20º), veía frenada su racha por un desconcertante (después veremos porqué) Novak Djokovic (2º) por un doble 6-4 en el choque que supuso el olvido de los fantasmas por parte del serbio. Tras el fiasco de la gira norteamericana sobre pista dura de un mes antes, 'Nole' venía jugando atrancado, se atascaba contra cualquier tenista de mucho menos nivel que él y su tenis era errático, por no decir insulso. En segunda ronda sufría mucho en el juego, aunque no en el marcador, ante el francés Florent Serra (67º), y necesitaba apear a algún rival de enjundia para armarse de moral. Otro que se armó de moral hasta el máximo de su tope fue el levantino Juan Carlos Ferrero (16º), ya que eliminó en estos octavos al preferido del público, al francés Jo-Wilfred Tsonga (10º) por 6-1, 3-6 y 7-5 en un duelo marcado por aquel de la misma ronda de Miami unas semanas antes, donde el francés aplastó por un doble 6-2 al español: pero 'Juanqui' supo sacar provecho al cambio de superficie y tan solo el apoyo del gentío parecía mantener con vida a 'Ali', pero con 5 iguales en el tercer set un break del español definía el porqué un jugador de superficies prevalece casi siempre.

Se llegaba a unos cuartos que ofrecían emparejamientos tan atractivos como el Nalbandian (151º)-Djokovic (2º), Verdasco (12º)-Montañés (32º), Ferrer (17º)-Kohlschreiber (33º) o el Nadal (3º)-Ferrero (16º). Un duelo sin españoles y del resto se aseguraban el estar un tenista español en semis, con juchas opciones de que uno llegase al partido decisivo, produciéndse una final todo de españoles. Vayamos por partes. El primero en saltar al ruedo ese viernes sería el alicantino Ferrer y liquidaba en un duro choque por 7-5 y 7-6 al germano, que si bien se caracteriza por ser un jugador incordio que en un buen día puede dar más de una sorpresa, qué decir de la rocosidad del de Javea, todo pundonor y ganas. El segundo en colarse en semis, fue el de siempre, nuestro Rafa Nadal, que venía de ganar por 6-0 y 6-1 y al revés al holandés Thiemo De Bakker (77º) y el alemán Michale Berrer (51º): acogotó por 6-4 y 6-2 a Ferrero en un partido marcado por el parón de la lluvia y el viento cuando Ferrero se recuperó de un 0-2 en contra con 3 juegos seguidos; viendo Rafa que todo estaba en su contra, 'provocó' en una actitud de mandamás (más bien de estatus en el circuito, lo digo a buenas) que el árbitro decretase la suspensión del duelo, cortase la dinámica del levantino y a la vuelta salió como un toro de disparado para marcharse en el marcador.

El cuarto duelo del día (con el tercero me quiero explayar tranquilamente, más adelante) también tuvo su historia, un compendio de despropósitos por ambos tenistas: Verdasco era el favorito y Montañés bastante hacía con disfrutar jugando unos cuartos de todo un Masters 1000. Pero sin embargo, este era el límite o frontera que siempre frenaba al madrileño, un jugador con sambenito de cuartos, ya que el año pasado había llegado en infinidad de ocasiones hasta cuartos y siempre se quedaba en ellas, y lo mismo parecía que pasaría este año tras sus cuartos de Miami. Fer comenzó mandando y parecía que tenía el partido en el bolsillo, con 6-3 y 5-1 a favor, es decir dos breaks a favor, dos saques suyos con los que definir: perdió una de esas ventajas y los nervios le llevaron a un tie-break que jugó fatal, hasta el punto de irse a los vestuarios a meditar antes del tercer parcial. Con todas las sensaciones negativas sobre sus hombros, Verdasco vio la luz cuando incomprensiblemente Montañés se quedaba sin gasolina y ya en los primeros juegos del tercer set vaticinaba con rabia a su entorno que se hundía, que dificílmente conseguiriía anotarse algún juego. Así fue, rosco en contra del catalán, y el madrileño que se colaba en sus primeras semis de un Masters 1000.

Por último, en el tercer turno del viernes de los cuartos de final se medían dos de los tenistas con más clase y calidad tenística del circuito, el serbio Novak Djokovic, dos del mundo a pesar de estar fatal, y el argentino David Nalbandian, hundido más allá del top100, debido a su inactividad de 9 meses por la cadera y en franca progresión en su vuelta a la elite. El argentino estaba imbatido este año en tierra, aunque este era un dato engañoso: dos partidos en Buenos Aires en febrero y no se presentó a su duelo de cuartos allá por un contratiempo abdominal, mientras que en las pistas del Montecarlo Country Club había apeado hasta tres rivales con mejor ranking que él: al alemán Andreas Beck (55º) por 6-3 y 6-1 con un juego demoledor, a todo un cabeza de serie del torneo monegasco como el ruso Mikhail Youznhy (13º) por 4-6, 6-3 y 7-6 en un choque largo y con alternativas, donde parecía que lo tenía todo perdido y se recuperaba milagrosamente, y en donde parecía estar cerca de la victoria pero se dejaba nivelar sorprendentemente, y en octavos al gerundense Tommy Robredo (23º) por 6-3 y 6-4 en un partido de tenis-control. Pero el agotamiento y el físico siguen siendo los grandes handicaps de David y en el 6-2 y 6-3 que le endosó el serbio en cuartos pasó que los 11 primeros puntos del partido fueron para el europeo, al que le entraba todo, mientras que David lo fallaba todo, tanto que al final del partido se fue hasta casi los 50 errores no forzados. Y así, estando tan fallón, no hay quien gane nada.


De este modo, Djokovic se encontraba como "representante del mundo" en semis de Montecarlo ante 3 españoles, como él mismo aseguró. La primera semi no tuvo historia, como apenas lo tuvieron cada partido de Nadal (3º) en Montecarlo. Ferrer (17º) le conoce muy bien, sabe en teoría lo que hay que hacer para hacerle daño, ya le puso en apuros semanas antes en Miami, obligándole a disputar un tie-break, pero Rafa es tan cabezón y martillo pilón que únicamente se descentró cuando sacaba para aplastar a su amigo por un doble 6-2; allí Ferrer quebraba, Rafa torcía el gesto y parecía decir 'ok, te vas a enterar' y le endosaba su contrabreak fulminante para acabar ganado por 6-2 y 6-3, con lo que Nadal ya superaba la barrera de las dos semis de Indian Wells y Miami de un mes antes que le producían tanta y tanta pero que tanta ansiedad. Victoria balsámica ante un amigo y en su sexta final consecutiva en los dominios del príncipe Alberto II de Mónaco, Rafa se aprestaba a hacer historia para el tenis, aunque más bien pensaba en volver a ganar para sí, que le dieran a la historia, él quería volver a morder de nuevo un trofeo de los buenos por él y todos los suyos.

Y en la segunda semi, entre Verdasco (12º) y Djokovic (2º) otro marcador hasta cierto punto sorprendente: doble 6-2 para el madrileño que cuajó por fin un partido redondo, sin altibajos, siendo superior siempre, sin lagunas, sin dejar que su rival pudiera recuperarse. El mérito de Verdasco fue innegable ya que sacó, voleó, movió en la pista a su rival, hizo dejadas, subió a la red y en definitiva empleó correctamente todos los argumentos que un buen tenista debe tener en su repertorio. Pero es que lo de Novak fue lamentable: si en cuartos ante Nalbandian estuvo inmenso y le entraban todas las bolas, si allí superaba la red siempre y apenas cometía errores no forzados, en semis ante Verdasco parecía otro tenista, ya que de 10 hasta 6 tiros (estadísticas mías así a ojo de mala hostía) se quedaban en la red y caminaba siempre a paso lento, como agotado en busca de la toalla, síntomas inequívocos de estar siendo ampliamente superado.

¿Ampliamente superado? Si fueramos al dicccionario de la RAE quizás al lado de esta denominación encontraríamos la foto de la final entre Nadal y Verdasco (vaya 'full' de ejemplo, simil, metáfora o lo que sea lo que escribí). Una paliza por 6-0 y 6-1 a otro buen amigo, donde la historia del partido fue que no hubo historia, que no hubo apenas lucha y en donde se veía quien era el verdadero capo. Lo mismo que 'Nole' con Nalbandian y Fer le pasó al propio Fer con 'Nole' y Rafa: venir de disputar un partidazo donde le salía todo y pasó a jugar otro choque donde lo fallaba todo. Tan solo hubo pelea en el sexto juego del segundo set, cuando con 6-0 y 4-1 para el balear, este sacaba y sufrió lo indecible para llevarse ese juego, el único donde Verdasco dispuso de las 5 bolas de quiebre de las que gozó en todo el partido, y en donde se vivió el mejor tanto de la final, con golpes increíbles de ambos, un largo peloteo que acabó qnotándose Fer y que le llevó a arrodillarse e implorar al cielo con los brazos en alto, con hasta el mismísimo príncipe Alberto aplaudiendo a rabiar.

No obstante, sexto título de Rafa en Montecarlo, el primero del año que rompe una sequía de 11 meses, el que supone el decimosexto Masters 1000 (dato combinado con los Masters Series de antaño) de Nadal, que empata así en este apartado con Federer y se queda a uno del record de los 17 de Agassi y el título número 37 de toda su carrera. Llega en un momento buenísimo, ya que su temporada preferida acaba de comenzar y viendo el bajo nivel de los demás top10, a día de hoy el capo del tenis y el que en mejor forma está es Rafa. Para los Masters 1000 el indudable favorito será Nadal y tan solo la leyenda impecable de Federer en los Grand Slams puede inquietar algo esta tendencia victoriosa del menorquín.

http://www.monte-carlorolexmasters.com/
http://es.eurosport.yahoo.com/tennis/monte-carlo-masters/masculino/p1/
http://www.youtube.com/watch?v=wT2xo2OQRNE

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