domingo, 25 de abril de 2010
ATP500 de Barcelona: un buen y letal Verdasco, no aquel irregular que conocemos, para al ciclón Soderling en el feudo de Nadal
El deporte, en su vertiente de alta competición, tiene un componente de superación y perfección que puede determinar un ganador u otro. A este nivel de elite, el tenis es ciertamente una práctica deportiva particular, ya que es el más individual de todos los deportes. El tan manido argumento de 'trabajo en equipo' o 'compañerismo' únicamente se asoma a las canchas en la Davis, pero en los demás torneos del año, la cosa se dilucida en un uno contra otro, en la búsqueda de explotar las debilidades del rival a partir de tus virtudes; pues bien, vale que Fernando Verdasco (9º) no es tan aplastantemente superior como Rafa Nadal (3º) en tierra, y que su triunfo en Barcelona vino precedida de varios partidos renqueantes conquistados a 3 sets, pero en global todo su tenis fue suficiente como para doblegar a aquel tenista que fuera capaz de batir al gran Nadal en Roland Garros el año pasado, un sueco que responde al nombre de Robin Soderling (8º), y que éste sí venía apalizando a todos sus contrincantes en dos sets, hasta que el madrileño le propuso una lucha de igual a igual, de top ten a top ten, una batalla donde los antecedentes entre ambos favorecían al nórdico, pero Fer se encuentra en una buena dinámica, y lo que es más importante: ya SÍ se lo cree.
La semana en la Ciudad Condal comenzaba con la bomba de que el cinco veces ganador y actual rey de la tierra batida, el balear Rafa Nadal, optaba inteligentemente por no cometer el mismo error de años precedentes y decidía tomarse esta semana como descanso. No jugaría este Open Banco Sabadell pero no por lesión, sino por no querer cargar su calendario. Y además, siendo el torneo de su club de entrenamientos de joven, seguro que le dolía en el alma, pero como todo ya en esta vida, todo se basa en la gestión: saber gestionar y regular las fuerzas de esas maltrechas rodillas y saber lo que puedan dar de sí o hasta donde puedan llegar, parece ser la máxima preocupación de Rafa. Pero ¿qué coño hago hablando de Nadal en un torneo que no jugó en vez de otorgar todo el mérito y la máxima atención a los que sí jugaron? Y más con una nómina tan amplia de tenistazos, ya que aparte de casi toda la Armada Española, los Verdasco (9º), Ferrero (16º), Ferrer (17º), Robredo (20º), Montañés ( 29º), Almagro (34º) o Feliciano (35º), andaban por la capital catalana jugadores como Soderling (8º), Tsonga (10º) o González (12º).
Pues eso, que los primeros días de esta pasada semana se jugaron en Barcelona buenos partidos de tenis como los Gasquet (78º)-Andreev (48º) en primera ronda -buen 7-6 y 6-4 para el galo en su lento retorno a la elite-, el Gulbis (44º)-Chardy (46º) el segundo día -muy desnivelado para el letón y que le valdría para ratificar que su título en febrero el Delray Beach no fue casaualidad- o el Swchank (59º)-Hewitt (32º) en dieciseisavos -en la vuelta del australiano tras su operación de cadera, el joven argentino le marcaría el camino de 'más vale el ritmo de partidos que las viejas hazañas'-, con lo que se colaban en octavos prácticamente todos los favoritos y renombrados tenistas. Únicamente uno daba el petardazo, el cuarto cabeza de serie del torneo, todo un jugadorazo como el chileno Fernando González (12º), quien caía en su primer partido ante un absoluto desconocido, el español Albert Ramos (161º), que provenía de la previa y daba a 'Gonzo' su segundo disgusto del año en tierra, tras la debacle del chileno también semanas antes en Houston. Precisamente el ganador de ese torneo texano dos semanas antes, el argentino Juan Ignacio Chela (53º), era batido en segunda ronda por un doble 7-5 por uno de los cocos, el sueco Robin Soderling (8º), baja voluntaria una semana antes en Montecarlo y que venía preparando desde el martes 13 de abril el torneo catalán, donde tras ganar por oficio su primer partido, ese tan sufrido frente a Chela, adquirió megaconfianza y subido en una ola de potentísimos saques, fue solventando con semipalizas cada uno de los sets que jugaría.
Los octavos de este Conde de Godó dejarían como cosas destacables otro duelo más, tras el de Montecarlo de la semana anterior, entre el francés Jo-Wilfred Tsonga (10º) y el murciano Nicolás Almagro (34º), donde otra vez Nico escogía el manual de 'liarla por que sí': después de un primer set ajustadísimo solventado por el español, se desfondaría cuando 'Ali' cambiara de táctica y comenzara a jugar a palazo limpio como si estuviera en pista dura; o la derrota del valenciano Juan Carlos Ferrero (16º) ante la que sería la sorpresa del torneo, el holandés Thiemo De Bakker (67º), quien en tres sets y tras anotarse dos tie-breaks, demostraba a sus 21 años por qué fue campeón junior en 2006 y dejaba destellos de su increíble progreso, obviando la paliza que le diera Nadal una semana antes en Montecarlo, donde solo le dejó ganar un juego. Y esta tendencia positiva del holandés se mantendría en cuartos cuando batía de nuevo en 3 buenos sets a Tsonga y solamente sería frenado en semis por Soderling por 6-1 y 6-4 en un choque donde al cansancio del holandés se le unió la jerarquía del de Tibro.
Dos jóvenes talentos como el brasileño Thomaz Bellucci (33º) y el letón Ernests Gulbis (44º) no pudieron evitar en cuartos una semi totalmente española entre el alicantino David Ferrer (17º) -a la chita callando el finalista de las dos anteriores ediciones iba superando rondas e incluso le endosaba un rosco a Bellucci- y el madrileño Fernando Verdasco (9º) -a punto de hundirse en el tie-break del segundo set ante el letón- respectivamente. Con esto, se jugaría una semi española de la que saldría el rival del coco del torneo, un Soderling que parecía imbatible. Entre Ferrer (17º) y Verdasco (9º) jugaron los dos mejores sets de todo el torneo, los dos primeros de esta primera semifinal, donde la igualdad y la tensión eran palpables: finalmente el madrileño se imponía por 6-7 (3), 7-5 y 6-1 cuando encontró la tecla de frenar el ímpetu de 'Ferru' y ante el cansancio de su oponente tan solo se dedicó a gestionar tanto su ventaja moral como la física. Y en la final, por un lado Soderling (8º) y por otro Verdasco (9º) llegaban con sensaciones francamente opuestas: el sueco sin ceder un solo set, con un tenis sólido y que apoyaba sus potentes saques en golpes planos, duros 'drives' y continuo movimiento de sus rivales, mientras que Verdasco apenas había sido muy superior a casi ninguno de sus contrarios esa semana y sus triunfos no resultaban tan convincentes, por lo que el 6-3, 4-6 y 6-3 con el que el español conseguiría el quinto título ATP de su carrera y el segundo del año, tras el ATP250 de San José en EE.UU en febrero ante Roddick (7º), resultaba ciertamente sorprendente: olvidándose de ese tenista que se desinfla en los momentos importantes y proponiéndole al sueco su antitenis, es decir, golpes largos y blandos para que no aprovechara la fuerza y velocidad de la pelota del rival, lo descentró y daba un alegrón a los organizadores del torneo, que ven como todos los grandes y buenos tenistas españoles de los últimos tiempos escriben su nombre en el palmarés del Godó, desde los Moya, Ferrero o Robredo de hace unos años, hasta los Nadal y Verdasco últimamente.
http://es.atpworldtour.com/Tennis/Tournaments/Barcelona.aspx
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