A los periodistas nos gustan las obviedades, o mejor dicho, las casualidades y coincidencias. Si algo pasa dos veces, si dos cosas se parecen y si algo se da por repetido, ya está, nos lo sirven todo hecho para explicar la movida sin tener que dar muchas vueltas y la explicación tiende por ahí, sin tener que estrujarnos mucho más en busca del porqué. ¿Falta de imaginación? Para nada señores, por que si de algo se trata esta profesión es imaginarse algo para contarlo de la manera más tractiva posible y vender el producto de cada uno de la manera más original existente. Y en el periodismo deportivo todo esto se da por duplicado en ocasiones. Toda esta disertación viene al caso de que en el Masters 1000 de Roma disputado esta pasada semana se colaron en semis de nuevo los 3 mismos tenistas españoles que dos semanas antes en el Masters 1000 de Montecarlo, Ferrer, Verdasco y Nadal, con el letón Gulbis como sustituto de Djokovic con respecto al torneo monegasco.
De nuevo aplastante dominio de los españoles en tierra, algo que no resulta tan raro los últimos años, aunque al final acabe ganando el de casi siempre, el gran Rafa. El de Manacor parece que ya tiene olvidado su larga travesía sin títulos y tenis no definitivo que desde mediados del año pasado y gran parte de este año le llevó a jugar ansioso, y con la vuelta de su superficie favorita, ya vuelve a ser el de antes. Ok entonces, capítulo cerrado, Rafa vuelve a ser la bestia tenística que siempre fue cuando le respetaba el físico, y a expensas de lo que pueda depararle primero la hierba y después las pistas rápidas 'yankees', el gran coco del circuito, el hombre a batir, el máximo favorito y quien pasa por las pistas como si fuera el número uno actual es él, Nadal. Por todos los puntos que aún debe defender del 2009, todavía sigue como 3 del mundo, pero la supremacía tenística del menorquín no parece estar muy lejos. Y que haga pleno de torneos en toda la temporada de tierra batida (Montecarlo, Roma, Madrid y París) que dispute tampoco parece descabellado, por lo que me da que voy a perder 4 cervezas que en momentos de intoxicación etílica aposté con otro aún 'friki' más que yo.
También conocido como los Internacionales de Italia, este segundo Masters 1000 del año en tierra batida reunió en Roma a lo mejorcito del panorama tenístico actual. Los lesionados aparte, aquellos que por no estar obligados a jugarlo no comparecieron en el principado monegasco dos semanas antes sí que saltaron a la cancha en la capital romana, pero su nivel fue dudoso. Porque no me sirve que se me diga que Cilic (11º) o Murray (5º) no tienen tenis para hacer algo más en tierra. Después está el extraño caso de don Roger Federer (1º), quien parece estar inmerso en una espiral de dudas, pero que viendo su infalibilidad en los Grand Slam, a más de uno le da por dudar de su profesionalidad y tildarlo de caradura. Si realmente el suizo es capaz de pasar olímpicamente de todo torneo que no tenga rango de 2000 puntos ATP y una vez en estos últimos hacer semis los últimos 7 años, bravo por él, pero también molaría verlo en las demas instancias.
En Indian Wells el chipriota Baghdatis (33º) y en Miami el checo Berdych (14º) fueron los verdugos de Roger, bien en primera o segunda ronda, mientras que en Roma en su primer partido del año en tierra de nuevo el suizo se topaba con un escollo serio, una joven promesa a la que le ha costado explotar (por todas las excelencias que de él se venían contando), el letón Ernests Gulbis (40º), triunfador ya este año en febrero el Delray Beach. Si bien en la gira norteamericana de marzo Federer podría estar debilitado por una infección pulmonar que sufrió en febrero tras ganar Australia en enero, ahora en abril esa excusa queda lejos. Pero analizando el nivel de los tenistas a los que no pudo ganar (y la manera en la que perdió con ellos tres, siempre a 3 sets, luchando por la victoria, y no dejándose ir), decir que ninguno es para nada un manco: Baghdatis ya ha ganado este año un torneo, en Sydney a inicios de año, y fue top ten en su día, Berdych tiene nivel de sobra para ser top ten cuando quiera sobre superficies rápidas y Gulbis estuvo a muy poquitos juegos de ganar incluso al mismísimo Rafa en las semis de Roma.
El caso es que el letón le ganó al suizo por 2-6, 6-1 y 7-5 en un duelo en el que Roger comenzó bien pero que paulatinamente se desinfló en la misma medida en la que creció la confianza de su contrario, hasta el punto de que los últimos estertores de resistencia de campeonísimo hicieron que salvara 6 bolas de partido, obligo a Gulbis ir hasta el límite, en todo estos match-points le provocó el nerviosismo de dos dobles faltas, pero finalmente Roger cedió. Sintomático el relevo generacional que Federer puede experimentar, ya que lleva algunos meses perdiendo con futuras estrellas, con Delpo en la final del US Open del año pasado, y ahora con Gulbis, a imagen y semejanza que él hiciera al inicio de esta década con Agassi o Federer.
Los otros dos petardazos del torneo romano fueron dos balas en pistas rápidas pero dos ballenas varadas en arcilla. Por un lado el croata Marin Cilic (11º) había empezado el año embalado, ganando como en 2009 los mismos torneos, Chennai en India en enero y Zagreb en su país natal en febrero, y tras firmar unas excelentes semis en el Open australiano, parecía que iba a ser una de las gratas sorpresas del año, pero lleva dando pena desde Dubai, cayendo siempre muy rápido y en Roma ese honor le correspondió a otro tenista del que se podría hablar largo y tendido, a Feliciano López (35º), quien ganó por 2-6, 7-6 y 6-4 en un duro partido, pero que tras visto lo que hizo el toledano después, solo se puede decir que Cilic aún estando y jugando mal, rozó el pase: síntoma del escaso nivel de ambos en Roma. Por su parte, al escocés Andy Murray se le puede estar acabando el crédito que tanto se mereció desde finales de 2008 y todo 2009. Lleva agarrotado desde que perdiera su primer Grand Slam este año en Australia ante Federer y ni siquiera las enseñanzas de Alex Corretja para la arcilla le salvan de dar espectáculos como el de octavos de Roma ante Ferrer (17º), ya perdió sin paliativos por 6-3 y 6-4, y donde únicamente ganó al local Seppi (47º). Su mejor actuación en tierra fue el año pasado en Montecarlo con unas semis ante Nadal pero desde entonces pierde sus partidos cometiendo errores de novato, como si no supiera los automatismos de esta superficie.
Una semana más la Armada Española iba a ser la dominadora de la tierra, aunque sorpresivamente perdió en primera ronda al levantino Juan Carlos Ferrero (16º), quien incluso se llevó un rosco en contra ante el colombiano Santiago Giraldo (76º), y de nuevo ese talento supramal administrado de Nicolás Almagro (34º) dio la de arena: sufrido triunfo en 3 sets ante el polaco Kubot (43º), con tie-break incluido pero derrota por 7-5 y 7-6 ante el croata Ivan Ljubicic (15º): es incríble todo el tenis que Nico tiene dentro pero la poca rentabilidad que le saca, sus mejores golpes tan solo le sirven para disputar partidos emparejados con excelentes tenistas, pero le falta ese pasito de derrotarlos; por lo menos desgastó en demasía al campeón de Indian Wells y éste no se presentó en su duelo siguiente ante Feli, quien en cuartos tan solamente aguantó un set a la revelación dle torneo, a un Gulbis que venía de ganar a Federer. Ah, hablando de revelaciones, el que una semana antes s eganara ese apelativo en el ATP500 de Barcelona, el holandés Thiemo De Bakker (50º) se retiró en primera ronda al inicio del tercer set de su duelo con el serbio Viktor Troicki (37º) y por el momento aparcó su meteórica irrupción en la elite tenística.
Por lo demás, tres tenistas eran la referencia de los aficionados o por lo menos centraban alguna que otra mirada. El francés Tsonga (10º), el sueco Soderling y el suizo Wawrinka (26º). Pos bien, estos dos últimos se medieron en octavos y lo que prometía ser un duelo de gallitos, por el nivel de ambos y sus últimas actuaciones (el suizo ganador en Casablanca y solamente parado por Djokovic en Montecarlo en uno de los ramalazos de genio del serbio, mientras que el sueco venía de perder la final dle torneo anterior, del Godó), se quedó en un sobernao dominio del suizo para con el sueco: 6-3 y 6-2 para Stanislas, que refrendaba así su victoría de una ronda antes en el tie-break del tercer set ante el checo Berdych (14º), triunfo de nivel, que unio al del Soderling, le postulaban como un serio aspirante a darle algún susto o dolor d ecabeza a Nadal en cuartos: nada que ver, ya que Stanislas solamente aguantó a llevar el partido a ritmo de saques cuando sacaba con 5-4 para empatar el primer set pero Rafa dijo 'esta es la mía', quebró y le endosó un rápido 6-1. Por su parte, Tsonga (10º) caminaba sin hacer ruido y tras ganar a Troicki (37º) y Giraldo (76º), sucumbió en cuartos ante ese correcaminos que es David Ferrer (17º).
Pero sin duda, la parte del cuador que nivel más parejo representaba era el aldo bajo, donde el número dos del mundo y finalista el año pasado en Roma, el serbio Novak Djokovic y un Fernando Verdasco enrachado en sus semanas de gloria se citaban en cuartos. Fer venía de liquidar sin paliativos al italiano Bolelli (124º) y al español Guillermo García-López (42º), mientras que 'Nole' se había merendado con pasmosa facilidad a dos jóvenes tenistas que algún día serán bastante más buenos, vamos, que apuntan maneras, como son el francés Chardy (46º) y el brasileño Bellucci (28º). Verdasco ya le había ganado en dos sets las semis de Montecarlo dos semanas antes a Djokovic, por lo que éste saltó a la cancha con más actitud que la que mostrara entonces. Un ajustado resultado de 7-6 (4), 3-6 y 6-4 le dio el pase al madrileño pero sin duda la clave estuvo en ese primer set: Fer mandaba, Djokovic resistía más pro amor propio que por otra cosa y con el break a favor y saque para cerrar el set con 6-5, la inestabilidad emocional de Verdasco posibilitó una muerte súbita cambiante, ya que si Fer siempre iba mini-breaks arriba, Novak los minimizaba, excepto una última. El serbio siguió a lo suyo y aprovecho la relajación mental del madrileño para ir al tercer set, donde un Verdasco más fresco, tumbó al serbio merecidamente por segunda vez consecutiva. Lo más gracioso de este duelo, la manera que se tuvo de verlo en España, donde Teledeporte, la autodenominada canal del tenis, desquició a los seguidores al emitir unos entrenos libres del GP de Jérez de motos (motivos publicitarios mandaban) donde no se decidía nada aún un viernes y motivaban un aluvión de críticas y mensajes zafios vía facebook a la página de rtve.es, donde solamente emitían el partido en otro idioma y sin posibilidad de verlo a pantalla completa. Vamos, que de chiste, que somos un país de pandereta, de Pepe Gotera y Otilio.
Por lo menos nuestros tenistas nos dejan en buen lugar dado su alto nivel tenístico, y de nuevo se plantaban un sábado 3 contra 1. Como ya dijera Djokovic en Montecarlo, quien se sintiera "como representante del mundo" ante el 3, 9 y 17 del mundo, todos ellos españoles (Rafa, David y Fernando, esto es, Nadal, Ferrer y Verdasco), era el 40 de la ATP, un tal Ernests, de apellido Gulbis, que ya se había cargado a Federer y ahora le tocaba cerra el círculo con el mejor. Pero antes, en la otra semifinal totalmente española, entre Ferrer y Verdasco, se vio lo importante que es la gasolina en este juego. Verdasco perdería por 7-5 y 6-3 pero el quid está en como lo hizo: Fer con su últimamente habitual juego repleto de confianza, movilidad y golpes planos, iba ganando 5-2 a Ferrer en el primer saque pero de pronto sufrió un cortacircuito y no solamente perdió sus dos breaks de ventaja sino que David le hizo cinco juegos seguidos para llevarse el primer set ante las narices de Verdasco, quien viéndose por debajo en el marcador y ante un 'Ferr' hipermotivadísimo no pudo plantar más cara.
Y la segunda semi, la que prometía un paseo triunfal de Rafa ante Gulbis, fue de lo mejorcito del torneo romano. Triunfo final por 6-4, 3-6 y 6-4 de Nadal sí, pero pedazo nivel tenístico el demostrado por el letón, quien es un jugador que busca muchas líneas pero siempre protesta y mucho las líneas o bolas dudosas del rival. Quitando estos pequeños gestos feos de Ernests, aquí hay tenista, y uno bueno además. Rafa ganó el primer set con un quiebre rápido pero nunca se sintió cómodo y en el segundo set la historia fue la misma pero con intercambio de papeles: break tempranero para el letón y aunque su rival tratase por todos los medios recuperar esa desventaja, con el servicio se mostraba intratable quien se anotara ese segundo set. Era el primer parcial que Rafa perdía este año en tierra y ya se veía que las palizas por 6-0 y 6-1 que aplastantamente fue endosando a sus rivales en Montecarlo no se repetirían en Roma. Pero sin embargo, de ahí a perder el primer set en tierra resultaba ciertamente paradójico, ya que no fue que Rafa lo perdiera, sino que se lo ganó con todas las de la ley Gulbis. Y en el set definitivo, iendo a ritmos de saque, con Rafa por delante 5-4, los nervios y la presión pudieron con Ernests que feamente y acudiendo incluso a una decisión arbitral de no dar por buena un saque perdía en blanco el saque y por ende el partido. Pero salía con la cabeza alta ya que ha sido quien más cerca estuvo de tumbar al campeonísmo y lo estuvo por su tenis, por el gran nivel de su juego, por lo que doble mérito. Porque Gulbis tuvo a lo largo del partido siete bolas de break, en varios juegos distintos, y Nadal no suele conceder tantas bolas de rotura. Y prueba de lo que sufrió Rafa no hay más que ver como celebraba cada punto del juego final que le acercaban a la victoria y la rabia con la que celebró el pase, señal inequívoca de que aún sigue manteniendo la capacidad de anotarse los partidos parejos, no solo aquellos en los que es netamente superior al rival.
Y en lA final entre Ferrer y Nadal ¿qué? Pues que la lluvia fue la principal protagonista, ya que obligó a parar el juego dos veces y un partido que comenzó a las cuatro de la tarde acabó muy cerca de las nueve de la noche. Tenísticamente Ferrer aguantó el tipo hasta el 5-5 jugando bien y sin dejar que Rafa le hiciera cosquillas a su saque. Pero tras la primera vuelta del parón por la lluvia, Nadal salió más decidido, buscó líneas paralelas y cruzadas y se llevó el primer set por 7-5, y cuando ya dominaba con break arriba por 2-1, llegó el segundo parón por la lluvia, que volvía a dejar frió al alicantino y finalmente acabaría cediendo en su primera final de Masters 1000 por 6-2 este segundo set. No obstante, Nadal acabó con un serio toque de atención, ya que tras lo de Gulbis y viendo que a golpetazo limpio Ferrer le aguantó bastante bien no le debe llevar a que se confie. Flota en el ambiente la sensación de que Nadal vuelve a ser imbatible pero ahí está de nuevo el reto de todo tenista que se enfrente a Rafa, en intentar batir al mejor a día de hoy.
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