
En Alemania, en el Gerry Webwer Open o más conocido como en el torneo de Halle, el cuadro estaba atestado de todos los tenistas alemanes del circuito, los Beck, Becker, Zverev, Petzschner, Kohlschreiber y compañía, pero como máximo aliciente se veía al suizo Federer, quien podría anotarse su sexto título en estas canchas. Había ganado las cinco veces anteriores que jugó y parece ser una segunda casa para él, ya que firmó un contrato para jugar este torneo hasta que se retire. En lo que a otros tenistas se refiere, Davydenko (5º) solo superaba una ronda en su retorno, al sorpresón de Roland Garros, el austríaco Melzer (16º) le pasaba otro tanto, y nadie más destaca, excepto un Roger que caminaba si excesivos agobios hacia la final.
Tanto Hewitt (32º) como Federer (2º) se desembarazarían de dos germanos en semis, Becker (52º) y Petzschner (41º) respectivamente, y se darían cita en una final con sabor a antaño, a cuando Leyton era un tenista puntero hará entre 10 y 7 años. Roger tan solo había perdido un partido en hierba desde que era dios (2003), contra Nadal en la final de Wimbledon 2008, mientras que de las 5 finales en hierba que había jugado el australiano en toda su carrera, no había perdido ninguna. Buenos números de ambos que les hacía salir confiados a la pista, aunque nadie se esperaría el 3-6, 7-6 (4) y 6-4 con que el 'aussie' ganaba un título desde aquel de Houston del año pasado, y de un plumazo acaballaba las bocas que se extendían por el circuito y que hablaban del 'efecto Hewitt': tenista veterano que perdió su buen toque de joven y que lucha inconsistentemente para no salir del top30 sin nada más que ofrecer. Tan incierto fue esto esta tarde que el otrora saque letal y preciso de Federer era acosado, hostigado y roto por Hewitt (32º) con suma facilidad a veces, obligándole jugar al campeonísimo suizo puntos muy a lo loco.

Una ronda más allá caería un Nadal (1º) que caminaba por la hierba con dos partidos anteriores con leves contratiempos pero que no daba la misma seguridad de semanas antes en tierra, y a su tercer partido, ese figura de 'no enterarse mucho' que es Feliciano López (31º) le ganaba en dos sets, con tie-break al primero incluido pero todos se quedaban con la imagen de Rafa tumbado de nuevo en el suelo sobre una toalla y recibiendo masajes. Finalmente, el mallorquín no repetiría su título de 2008 en Queen's y en la final dos verdaderos cañoneros se daban cita: un joven como Sam Querrey (23º) que es una de las esperanzas de su país a suceder a los Roddick y Blake, contra uno más veterano como Mardy Fish (90º), que adecúa su tipo de juego a la hierba fantásticamente: Querrey se impondría por 7-6 (3) y 7-5 en un choque de torpes, ya que en puntos intensos y de toques maestros fue todo lo contrario al de Halle.
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