A pesar de estar supuestamente a tope desde inicios de año, el 2010 fue para David un año corto en partidos disputados, ya que únicamente jugó 40 encuentros de febrero a noviembre (iba a pasarse otros dos meses parado entre mayo y junio) para 29 victorias y 11 derrotas. Conquistó el undécimo título de toda su carrera tenística en agosto en el ATP500 de Washington y prácticamente derrotó a todos los tenistas fuera del top ten con los que se cruzó, excepto Melzer (28º) en Indian Wells y Simon (48º) en Montpellier -lo de Monfils (15º) en la Davis fue otro cuento-, cediendo en los demás torneos ante gente como Nadal (4º) en Miami, Djokovic (3º) en Montecarlo y Cincinnati, Murray (4º) en Toronto y París-Bercy, Roddick (8º) en Basilea y Verdasco (9º) en el US Open. No llegó a cruzarse en ningún momento del año con Federer (2º) y Berdych (6º), pero sí tumbó tanto a Soderling (5º) como a Ferrer (7º) en Canadá, como a Youzhny (10º) en Montecarlo y en la Davis en julio. No obstante, aunque acabó el año como 27 de la ATP y escaló muchos puestos en la clasificación en verano (en la época que no defendía puntos de un 2009 en el dique seco), asentado entre los mejores, el unquillense nunca llegó ni siquiera a acercarse al fantástico tenista que fue entre 2005 y 2007, porque 2008 y 2009 fueron unos fiascos.
Lo paradójico es que este 2010 tampoco podrá considerarse como del todo positivo, ya que Nalbandian siguió los pasos de años anteriores donde se veía a leguas que está para ganar a tenistas correctos pero a la que se cruce con un voraz del top ten, no tiene nada que hacer.Si el primer gran chasco iba a darlo con su no redebut en enero en Auckland a causa de un desgarro abdominal por entrenar fuerte -con ansias por volver cuanto antes-, lo que conllevaba su tampoco partida en el Australian Open, la segunda desilusión iba a llegar en su casa, en su torneo querido de Buenos Aires en febrero, donde en octavos ante el español Gimeno-Traver (80º) se rompió de nuevo ese abdominal maldito y se especulaba con su no aprticipación a inicios de marzo en la Davis en Suecia. Ganó ese partido pero no se presentó en cuartos ante Montañés (30º) y de nuevo se imponía un cierto tiempo lejos de las canchas por causas físicas. Pero milagrosamente viajó a última hora a Europa y tras coparticipar en la victoria del dobles del sábado, toda la responsabilidad de un país recayó en él con la serie empatada a dos (Soderling se había merendado fácil a Mayer y Schwank) el domingo, aunque por suerte los suecos tienen como mejor dos a Vinciguerra, un tenista perdido más allá del top250.
Esta minigesta animó al cordobés a 'quemarse' en la gira 'yankee' primaveral, donde Melzer (28º) en Indian Wells y Nadal (4º) en Miami le pararon los pies a las primeras de cambio. Especialmente vibrante fue el duelo ante el español, prácticamente un calco al de un año antes en Indian Wells: primer set para Nalbandian con un tenis que agarrotaba a Nadal, oportunidades de breaks no concretadas en el segundo parcial por cabezonería del manacorí -que ante cualquier otro tenista sí se hubieran logrado-, bajón físico y mental de Nalbandian por verse tan cerca de la victoria y habérsele escapado y paliza final de Nadal. Acto seguido llegaba la temporada de tierra batida, una superficie nada buena ni aconsejable si se arrastran molestias, con lo que los percances abdominales de David se agudizaron. Antes le dió tiempo para llegar hasta cuartos del Master 1000 de Montecarlo ante Djokovic (2º), ganando a gente como Youzhny (13º) o Robredo (23º) cuando aún se encontraba 151 del mundo David, pero hubo de bajarse de Roma y Madrid (donde su primer emparejamiento eral el checo Berdych) primero e incluso de Roland Garros y Wimbledon con el objetivo de sanar del todo su parte abdominal.
Y ciertamente fue lo mejor que pudo haber hecho David, ya que esos dos meses (mayo y junio) lejos de las canchas le sirvieron para cargar las pilas necesarias que le permitiesen no volver a tener más lesiones el resto del año, ya que bien es sabido que un tenista descansado no se rompe tan pronto como uno quemado. Y sus desvelos tenían que ver con los cuartos de la Copa Davis que Argentina tenía que jugar en Moscú sin la ayuda de un todavía lesionado Del Potro ante la Rusia de Davydenko (6º) y Youzhny (14º), a los que Nalbandian se merendó en tres buenos sets, el viernes a Nikolai en el primer punto de la serie y el domingo a Mikhail en el quinto y decisivo partido. David volvía a salvar a su país una vez más y con esa estigma de héroe encaró el verano americano de pista rápida, extendiendo su buena racha la primera semana de agosto en la capital 'yankee' y desembarazándose por el camino de tenistas como Wawrinka (23º), Simon (33º), Cilic (13º) o Baghdatis (25º y que días más tarde iba a ser capaz de ganar al mismísimo Nadal en Cincinnati).
Estaba siendo la parte del año donde David estaba intratable y en la capital canadiense tumbaría a gente como Ferrer (12º) o Soderling (5º) antes de que el luego campeón Murray (4º) lo apalizase por un doble 6-2. Su siguiente parada en pista rápida era Cincinnati y las buenas sensaciones dejadas ante Ljubicic (17º) e Isner (19º) se truncaron cuando no supo aprovechar el golpe de calor que azotó a Djokovic (3º) en su duelo ante el serbio e incomprensiblemente se le escapó el tie-break del segundo set. Las derrotas iban a empezar a sumir a David en una espiral de juego negativo y ni siquiera la ilusión de encarar su primer Grand Slam del año -en Australia, Roland Garros y Wimbledon estuvo lesionado, y desde que tropezase ante el taiwanés Yen-Hsun Lu (37º) en Melbourne en enero de 2009, no pisaba ningún 'Major'- le sirvió para pasar dos rondas jugando fatal y ceder al tercer día en Flushing Meadows ante un Verdasco (8º) que se adaptó bastante mejor a las condiciones de calor que proponía el septiembre neoyorquino de primera hora del mediodía veraniego estadounidense.
Con semana y media para preperar las semis de la Davis en Francia, Argentina acudía por tercera vez este año como visitante a una eliminatoria y aunque Delpo aún siguiera desparecido, esta vez el 'Pipo' Monaco (26º) sí que resultaba una ayuda de garantías para David. Pero resultó que en frente tenían a unos Monfils (15º) y Llodrá (30º) imparables en casa. Cuando Nalbandian perdió en cuatro sets el segundo punto de la serie ante Gael, toda la estrategia sudamericana se vino abajo como un castillo de naipes y ya David no jugaría el partido intrascendente que le tocaba el domingo. Decidió planificar la recta final del año renunciando a la gira asiática (aunque en un primer momento tenía previsto jugar en Tokyo y Shanghai) para afrontar los tres últimos torneos del año en Europa: con el cambio de Montpellier por Estocolmo, el indoor siempre fue un elemento que le otorgó buenos réditos en el pasado pero en esta ocasión el tenis pesado y fallón fue lo más que se le vió al argentino, que perdió un partido increíble a tres sets ante Simon (48º) en octavos de Montpellier desaprovechando varias pelotas de partido y que no atinó a leer con regularidad, y solo a cuentagotas, el servicio de Roddick (9º) en Basilea, para cerrar el año llamando 'llorón' a Murray (4º) en segunda ronda de París-Bercy por simular dolencias en una muñeca y jugar como un tiro tras la atención médica.
En cuanto a la ATP eso fue lo que conoció David este 2010, aunque en diciembre en su país jugó y ganó los tres torneos-pachangas de exhibición que reclamaron su asistencia. Musicalmente, hago acompañar a este maravilloso gordo de dos perlas del rock de época -de cuando el rock sí que era transgresión y lo envolvía una atmósfera sucia-, como son el 'Come on feel the noise' de 1983 de Quiet Riot y el 'Take another little piece of my heart' de 1968 de la gran Janis Joplin, aunque será si quieren las discográficas musicales que cual gangsters de barrio amenazan a Youtube.
http://es.eurosport.yahoo.com/tenis/atp-ranking/2010/calendar/
http://es.atpworldtour.com/Tennis/Players/Top-Players/David-Nalbandian.aspx?t=pa&y=2010&m=s&e=0
http://www.youtube.com/watch?v=55PeJtn_M3E