Sin Federer, Davydenko, Cilic o Verdasco ya fuera antes de octavos, entre esta cuarta ronda y la final, también caerían todos los grandes favoritos que quedaban, es decir, Djokovic (octavos), Murray (cuartos) y Nadal (semis) principalmente. Las atrayentes pistas del Indian Wells Tennis Garden de este primer grande de la gira norteamericana en cemento al aire libre de marzo fueron al final más coto de las sorpresas que de confirmación de la supremacía de los buenos. Todo esto, sin embargo, no quiere decir que ya los cracks no se vayan a anotar más torneos de los buenos pero sí que demostraron que la presión les puede y son tan humanos que una semana buena de cualquier top30 les puede dejar sin título.
Los emparejamientos de octavos con menos renombre estuvieron personificados en el Mónaco (27º)-García López (49º) y en el Berdych (25º)-Troicki (35º), solventado por los primeros con rigor, aunque el argetino debió de recurrir al tercer set para ganar al español, mientras que el checo arrasó al croata en un visto y no visto. Además de Nadal, los otros dos españoles que también quedaban en esta ronda, corrieron suerte dispar. Robredo (23º) bajó de las nubes al tenista que osó una ronda antes eliminar a Federer (1º), el chipriota Baghdatis (33º), aunque en los tres sets que hubo de liquidar se dejó un rosco en contra, mientras que el murciano Almagro (40º) abandonó su partido cuando Murray (4º) le ganaba con claridad. Andy Roddick (8º) tiraba de jerarquía para noquear a Melzer (28º), mientras que Nadal (3º) se libraba en tres sets de un buen susto ante Isner (20º), quien salió de la cancha con la sensación de poder haber ganado a nada que hubiese estado más entonado en la parte final del choque. El partidazo de octavos era el Soderling (7º)-Tsonga (11º), pero 'Ali' apenas compareció en cancha y el sueco lo barría por 6-3 y 6-4. Y por último, quien protagonizó el estrepito de la ronda fue Djokovic (2º) ante Ljubicic (26º) al notar el esfuerzo de la Davis y siendo derrotado con merecimiento por 7-5 y 6-3, a pesar de contar con breaks a favor, los dejaba escapar con una facilidad pasmosa, contraria al esfuerzo titánico que le costaba lograrlos.
Los octavos se jugaron todos en una misma jornada pero para cuartos la organización optó por utilizar únicamente el estadio central y para jugar los dobles e individuales tanto en féminas como en hombres, apostó por programar dos cuartos el jueves y los otros dos el viernes. El turno matinal le venía tocando a la parte baja del cuadro y en ella se dio un 4-6, 6-2 y 6-1 en el Ljubicic (26º)-Mónaco (27º), donde el croata ya comenzaba a creer en si mismo. Después, Nadal (3º) ganaría por 6-4 y 7-6 a Berdych (25º) en otra muestra más de la recuperación de su tenis, ya que el checo venía jugando sensacional. En uno de los duelos, el argentino se lamentaba por dejar escapar una preciosa oportunidad de llegar más lejos en hasta el momento su mejor actuación en un semigrande, mientras que el checo no pudo en ningún momento con la mentalidad rocosa de Nadal.
El viernes se jugarían los otros dos cuartos, donde Robredo (23º) perdería por 6-3 y 7-5 ante Roddick (8º), en una combinación de la impotencia tenística del gerundense ante los grandes y el piloto automático puesto del de Nebraska en los torneos estadounidenses. Andy dominaba el 'head to head' entre ambos por 10-0 y aunque Tommy vaticinó que algún día le ganaría (recordando también el 16-0 que Federer tenía con el propio Roddick antes de que éste le ganara al suizo por primera vez el año pasado), en ningún momento tuvo opciones de meterse en sus primeras semis de un Masters 1000 (el Masters Series de Hamburgo que ganó en 2006 queda ya un poco lejos). De Robredo siempre se espera que dé una gran alegría de una vez por todas y en el tenis español se quiere que reviente a lo Verdasco, para lo cual ha cambiado de entrenador y estrategia tenística (más agresivo) primero y de calendario (pasar de jugar los torneos menores, dejándose fuerzas en intentar conquistarlos, a seleccionar más sus apariciones para así engordar sus números contra los buenos tenistas) después. Quiérase o no, Tommy ya resulta un asiduo de octavos e incluso cuartos de los buenos torneos, por lo que estimo esta dirección todo un acierto.
Y en el partido estrella de cuartos, en el Soderling (7º)-Murray (4º), se daba un 6-1 y 7-6 con este balance: espectacular arranque del sueco que rápidamente se puso con 5-0 arriba, no dejando jugar al escocés su tenis, es decir, ningún peloteo largo ni opciones claras de poder pasar de defensa al ataque, sino que Robin se las jugaba pero no a lo loco, sino con sentido. Se notaba que Andy no era el otros torneos mientras que Soderling parecía recobrar fuerzas en cada descanso con su ya habitual gesto de esconderse bajo la toalla para ¿meditar? Al ser un duelo entre dos top tens considerados de los gallitos (Soderling ya empieza a estar entre los no deseados como rival), quizás resulte chocante tildar de sorpresiva la eliminación de Murray, pero el hecho es que el escocés aspiraba a repetir la final que perdiera el año pasado ante Nadal y por tanto su derrota en cuartos le debiera acarrear una pérddia considerable de puntos. Pues para que conste lo enrevesado del sistema de puntos de la ATP: Murray es cuatro y al caer en cuartos pierde los puntos de la final de año pasado, y Nadal que es tercero, cae en semis y pierde los puntos del título del año pasado, por lo que ¿quien pierde más? Ni idea, ya me pierdo, solo se sabe que Nadal amenecerá este lunes cuarto del ranking ATP.
Con Ljubicic-Nadal jugando una de las semis, era el momento de recordar aquella final del Masters Series de Madrid 2005 que el español le remontó dos sets al croata para derrotarle en el mejor momento de la carrera de Ivan, cuando tras unos meses espectaculares llegaría a mediados de 2006 a ser el 3 del mundo, un 'tercer hombre' sólido durante un buen tiempo. No era el croata un jugador muy ganador y varias lesiones más algún problema personal le apartaron de los primeros puestos, adonde volvía a asomarse el año pasado tras un 2008 desastroso, sin ningún título. En octubre de 2009 ganaría en Lyon y este año no estaba firmando grandes resultados, excepto unos cuartos en Dubai y en la Davis Karlovic (29º) le quitaba el puesto de segundo hombre, tras el incontestable de Cilic (9º). Pero tras haber derrotado con suficiencia a Djokovic (2º) y sabido contrarrestar ante Mónaco (27º) el subidón negativo que normalmente azota a los tenistas no acostumbrados a ganar a los grandes, estaba jugando un tenis sencillo pero efectivo: saque demoledor y saber mover a su rival.
El 3-6, 6-4 y 7-6 (1) con el que el croata ganaba según él su mejor partido de toda su carrera, refleja una lucha curiosa: si Rafa era el favorito, la presión inicial no le podía y con argumentos sólidos desmontaba hasta en dos ocasiones el saque de su oponente; con un set arriba, jugando bien y con 0-40 a favor para encarrilar su victoria, algo ocurrió. Y como suele pasar en los penaltis no transformados, casi siempre es más demérito del lanzador que acierto del portero. Este simil viene a cuento de que Nadal se puso extremedamente nervioso al no anotarse ese juego en el que dispuso de tres bolas de break, comenzó a comerse la cabeza y como bien comentaba el analista de Teledeporte, Tomás Carbonell, la ansiedad de Nadal por querer meterse en una final buena, le sobrepasó. Durante unos cuantos juegos Rafa estuvo desconocido, tanto que de no poder hacer un break pasó a ver como se lo endosaban, y con el discurrir de los juegos la empanada mental era evidente: con uno iguales a sets, en el arranque del tercero Ljubicic sacaba con break arriba para consolidar dicha ventaja, pero por suerte el croata también tuvo miedo a ganar. Rafa conseguía llevar igualada la cosa hasta el tie-break, pero una vez allí la consistencia del saque del antaño 3 del mundo mandaba para Miami a Nadal (en singles, ya que en dobles ganaría el torneo con Marc López ante los superfavoritos Nestor-Zimonjic).
La otra semi, también se jugaría a tres sets y se decantaba por 6-4, 3-6 y 6-3 a favor de Roddick (8º) ante Soderling (7º). Resulto uno de esos partidos trabados para el tenista que va por debajo en el marcador, que ve como su rival es muy superior y que por más que lo intente no hay puntos que cambien esa dinámica ni estrategia que mine el tenis del contrario. Con un Roddick mandón pero sin poder hacer brecha excesiva y un Soderling que tras apear a Tsonga (11º) y Murray (4º), no demostraba esos galones adquiridos en victorias tan relevantes, discurría un partido en el que Robin hacía la goma, cual ciclista: 'parece que cedo pero arañando-arañando me mantengo cerca'. Esta perseverancia le valió unos cuantos quiebres y un set en un impresionante parcial de siete juegos seguidos pero visto su bajo tanteo en juegos cuando arrancó la remontada, no pudo plasmar esa racha en ventaja para el tercer set, donde Roddick se rehizo y recordó lo que hizo bien al principio del duelo: lo repitió y accedía a otra final de otro torneo 'yankee'.
El Ljubicic-Roddick resultaría una final extraña, por todo: primero porque el norteamericano, octava raqueta del mundo, se medía al europeo, vigesimosexto del ranking mundial, con lo que costaba encontrar en las estadísticas y números del tenis tanto una final entre ellos a esta escala (ninguno) como emparejamientos recientes. Andy dominaba por 7-3 el balance personal y puede que la providencia estuviera de su parte: en EE.UU es toda una leyenda del tenis y prácticamente ha ganado todos los torneos que se disputan en su país, y de todas las categorías, y únicamente le faltaba sumar Indian Wells a Miami 2004 y Canadá-Cincinatti y US Open 2003, aparte de otros como Memphis, Washington, Indianapolis o San José. Y es más, Roddick ya había sucumbido en varias semis de Indian Wells años atrás, por lo que tenía este torneo entre ceja y ceja, por lo que le daba igual gastar en California todos sus cartuchos y no dejar nada para Florida.
Además, con 31 Ljubicic y 27 años Roddick, tanto uno como otro atesoraban una ingente experiencia en el circuito y por ello también eran conscientes de encontrarse ante una de sus últimas oportunidades de brillar, dado el empuje de las jóvenes raquetas que dominan el circuito. Pero este domingo era para los viejos rockeros. Roddick era el favorito y jugaba en casa. Se había cargado al jugador con mejores victorias esta semana, Soderling por lo apalstante que fue en sus ejecuciones, pero en frente tenía al tenista que había noqueado con más problemas a otros dos fueras de serie. Si Ljubicic había ganado a Djokovic y Nadal, mientras Roddick presentaba la tarjeta de visita de haber ganado a Soderling y por tanto ¿tumbado a Tsonga y Murray? No y sí.
Dejándome de galimatías, y mirando las características de ambos jugadores, era fácil intuir un choque dominado por los saques y donde un break se pagaría más que el oro. Finalmente se daba un doble 7-6 a favor del croata, novato en esto de ganar un Masters 1000. Curiosamente, este doble tie-break ya se había dado en dos duelos anteriores entre ambos, siempre a favor de 'A-Rod' pero nunca en pos de un título: en primera ronda de París-Bercy en 2002 y en cuartos de este mismo torneo en 2007, aunque Andy quizás recuerde más un partido a 5 sets que en la Davis y en casa perdiera en 2005 contra Ivan, actualmente residente en Montecarlo. Sea como fuere, un Masters 1000 ya tiene un nuevo ganador que se une a los ya habituales de los Federer, Djokovic, Nadal, Murray, Davydenko, o Tsonga, mientras que es curioso que Del Potro, ganador de un Grand Slam aún no se ha estrenado, ni como tampoco buenos tenistas como Verdasco, Soderling, Cilic o González están el palmarés de esta categoría de torneos. Y acabo este repaso con Roddick, que sí ganó Masters Series pero desde que se anotara en 2006 Cincinatti, no tiene en sus vitrinas ningún ATP Masters 1000.
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