domingo, 27 de diciembre de 2009

Retirados del tenis en 2009

En un circuito tan voraz, exigente y estresante como es el de la ATP, el abandono de la práctica profesional de un tenista suele ser una constante temporada tras temporada. Las razones suelen ser varias, como lesiones que no dejan evolucionar la carrera del tenista, el bajón de juego y el olvido en las profundidades del ranking o como en las mayorías de las ocasiones, la edad. Porque en esta era moderna del tenis, suelen debutar los tenistas a muy temprana edad y para los 27/28 años ya se les considera como veteranos, muy próximos a su retirada.

Evidentemente, ha habido casos de muchos tenistas que incluso entrados en la treintena han seguido en los puestos punteros, pero tal y como esta estructurado hoy en día el tenis, con la constricción de torneos, es muy raro ver a un tenista veterano en lo alto del ranking, lugar que normalmente ocupan los jóvenes y consagrados valores. Si bien la edad tampoco es una causa determinante para optar por la retirada, la falta de motivación y el hecho de ya haber dado todo lo que uno tenía en su interior, unido a los muchos logros, han sido los desencadenantes de dos de las retiradas más comentadas para 2010 en el tenis profesional.

Hablo de Marat Safin y Fabrice Santoro, pero seguro que ellos dos no han sido los únicos que se retiran este año, aunque sí los más sonados. Porque por ejemplo, en Argentina anunciaba en septiembre su retirada Sergio Roitman, de 30 años, cuando era el 131 del mundo, por una lesión crónica en el hombro, o Guillermo Cañas (191º), con dos victorias sobre Federer en 2007, quien a sus 32 años aún medita si poner punto final o no a su carrera tenística.

Cuando se retira un ex-número 1, la ATP siempre pierde algo fundamental, y no me refiero a nivel o competitividad, sino al efecto gran tenista. Y en esta ocasión la pérdida es doble, porque se despedía del tenis uno de los jugadores más talentosos y peculiares del circuito. Marat Safin había nacido el 27 de enero de 1980 en Moscú y se hizo profesional en 1997, habiéndose formado tenísticamente en Valencia y en 1999 ganaba en Boston su primer torneo. Al año siguiente estrenaría su casillero de Masters Series en Canadá y en la final del US Open 2000 ganaba su primer Grand Slam al mítico Pete Sampras en tres sets. Ese 2000 iba a ser su gran año porque se apuntaba un total de siete torneos, entre ellos el Masters Series de París-Bercy (torneo que volvería a ganar en 2002 y 2004) y en noviembre de ese año alcanzaba el número 1 mundial. Perdería la final del Open de Australia de 2002 ante el sueco Thomas Johansson en 4 sets y viéndose remontado. En la Copa Davis, fué el artífice de los títulos rusos de 2002 y 2006, mostrando un gran compromiso y un excelente nivel con su país incluso cuando no estaba en forma o más abajo en el ranking.

Con 1,93 metros de altura y 88 kilos de peso, un potente y efectivísimo saque, este diestro que realiza el revés a dos manos, se anotaba también el Masters Series de 2004 y lograba mantenerse en el top5. Ese mismo año había caido en la final de Australia ante Federer pero en 2005 se vengaba del suizo en semis y se adjudicaba su segundo Grand Slam ante el local Hewitt. Este fué el último de los 15 títulos de su carrera, que además de 2 Grand Slams y un número 1, contiene 5 Masters Series y un record de 421 victorias y 266 derrotas en individuales en sus 12 años de profesional. Acaba su carrera tenística como 61 del mundo, pero entre 2000 y 2006 siempre estuvo en el top ten y en sus tres últimos años de carrera su lugar natural en el rankinfg ATP estuvo entre el 20 y el 30 del mundo.

Pero lo que siempre ha caracterizado a Marat, además de su desbordante clase tenística, ha sido su inconsistencia, su irregularidad y sus repentinos ataques de ira, que le llevaban a desconcentrarse en mitad de los partidos. Safin es, junto a Federer, Djokovic, Nalbandian o Davydenko, esa clase de genios capaces de lo mejor muchas veces pero bastante más veces capaz de lo peor. Es uno de los pocos tenistas que ha logrado llegar a las semis de los cuatro grandes, ya que en 2002 hizo semis en Roland Garros ante Ferrero y en 2008 cayó en Wimbledon en la antesala de la final ante Federer, después de soprender a Djokovic.

Con una hermana también ex-número 1 recientemente, Dinara Safina, ya llevaba cierto tiempo coqueteando con la retirada. A finales del año pasado ya tenía decidido retirarse harto de como estaba organizado el circuito tenístico, pero los buenos resultados obtenidos en los torneos indoors de 2008, le convencieron para seguir un año más. De lengua voraz, siempre regalaba declaraciones jugosas, como la de que Agassi es un "completo idiota" (por revelar que se dopó) o que en su día él ya criticó que la temporada era muy larga y que habría que reducir el calendario, que no le hicieron caso proque los jóvenes solo querían hacer dinero así que cuando Federer o Nadal comenzaron la guerra contra la ATP por este mismo motivo, no obtuvieron su apoyo.

Muestra del cariño que otros tenistas le tenían se vió en su último partido de este 2009. Se iba a retirar en su torneo preferido, en el Masters 1000 de París-Bercy. En segunda ronda le había tocado un duero hueso de roer, un joven tenista con hambre de títulos y tenis: Juan Martín Del Potro (5º) le batía en tres disputados sets, 6-4, 5-7 y 6-4, lo que deja claro el alto nivel del ruso hasta el último momento. El argentino cedió todo el protagonismo y aplausos del público al ruso, Delpo se abrazó cariñosamente a Marat en su banco y en el discurso de despedida de Safin muchos tenistas que participaban en ese torneo saltaron a la pista a apoyarle y aplaudirle de corazón, entre otros, Djokovic, Simon, Karlovic, Robredo o el ex tenista suizo Marc Rosset. Con Marat se va esa clase de tenista que muchos oponentes no querían tenerle al otro lado de la red, porque si tenía el día inspirado era capaz de ganar al mejor de los tenistas, si tenía un buen día sería un duelo disputado y si tenía un mal día, alguna rabieta siempre quedaría visible. GRANDE MARAT!!!

En el mismo torneo parisino también se retiraba 'El Mago' Fabrice Santoro, un tenista francés que nació en Tahití el 5 de diciembre de 1972. Profesional desde 1989, de una estatura media y diestro, logró en su carrera 6 títulos individuales, todos torneos pequeños, y hasta 24 torneos se apuntó en dobles, especialidad en la que juntó a Llodrá conquistó dos Abiertos de Australia (2003 y 2004). En agosto de 2001 alcanzó su mejor ranking profesional (17º) y a día de hoy posee el record de partido más largo de la era moderna de la ATP: 4-6, 3-6, 7-6, 6-3 y 16-14, en 6 horas y 33 minutos contra su compatriota Arnaud Clement en Roland Garros 2004.
Nunca fué ningún superclase pero practicaba un exquisito y preciosista tenis, logrando puntos inverosímiles a partir de un catálogo de habilidades curiosas. ¿Adivinarían qué jugador le apodó como 'El Mago'? Pues fué el mismísimo Roger Federer y la razón en un vídeo que esta visible en un enlace más abajo. Habitual integrante del dobles francés en la Copa Davis, integró el equipo galo que se adjudicó la edición de 2001.
Optó por retirarse a los 36 años siendo 72 del mundo y con el respeto de todo el circuito perdió en este noviembre de 2009 su último partido en la primera ronda del Masters 1000 de París-Bercy ante el estadounidense James Blake (44º) por 6-4 y 6-3. Y como curiosidad, el 'head to head' entre estos dos retirados este año, Safin y Santoro: 2 a 7 para el francés, que parecía tenerle la medida tomada al ruso, victorias entre las que destacan la de las Olimpiadas de Sydney en 2000 o en Roland Garros 2001; por su parte, Safin se anotó el último duelo entre ambos, en la hierba de Halle de 2005, pero eso sí, cuando el francés se retiró tocado en el tercer set cuando iban muy igualados.


miércoles, 23 de diciembre de 2009

Copa Davis 2009

El tenis es un deporte tan individual, jugado todo el año a duelos individuales, que ,quitando el circuito de dobles, el tenista se encuentra muchas veces dependiendo absolutamente de sí mismo, sin poder echar mano del apoyo de un compañero o de los consejos de un entrenador. Pero todo esto se minimiza, en parte, en la Copa Davis, la competición por selecciones del mundo del tenis, donde los mejores 16 equipos del mundo, organizados en el Grupo Mundial, se baten de marzo a diciembre en rondas a partir de octavos.

Quizás no sea la competición más democrática justa ni aquella donde un gran campeón pueda ganar simplemente por el hecho de ser el mejor. Pero casi siempre sí que gana el mejor país ese año o por lo menos quien vence a menudo es merecidamente. Porque lo que prima en esta competición es la suma de varios estilos tenísticos, la unión de fuerzas es lo que otorga la gloria, por lo que muchos grandes tenistas pueden encontrarse en lo más alto del ranking ATP pero al no poseer su país más elemento determinantes, tienen su casilleros de Davis a cero.

A día de hoy, los casos más significativos de ésto último los encontramos, entre otros, en la Suiza de Roger Federer o la la Gran Bretaña de Murray, aunque estos solo desde 1936. En el caso opuesto, podemos mencionar a países malditos en esta competición, como es el caso de Argentina o de Francia, aunque ambos por casos muy distintos: los sudamericanos porque a pesar de poseer desde siempre grandes tenistas (Vilas o Coria historicamente y Nalbandian o Del Potro hoy en día) parecen sufrir una mañdición en la Davis y no consiguen juntar un buen equipo ni que las circunstancias les sonrian, mientras que los franceses, a pesar de poseer varias Davis ya en su palmarés, llevan casi una década tropezando estrepitosamente ya que al ser el país, junto con España 12 en total, con más tenistas en el top100 sale como máxima favorita siempre y otras potencias menores siempre los sorprenden.

Los grandes dominadores históricamente de esta competición han sido los EE.UU. y Australia, con 32 y 28 entorchados cada uno, siendo sus últimas conquistas en 2007 en caso de los 'yankes' contra los rusos y en 2003 los 'aussies' frente a los españoles. A una eternidad de estos dos países se encuentran con 9 victorias el Reino Unido pero la última hace más de 70 años y Francia, mientras que Suecia posee 7 títulos pero su época dorada de los 90 queda ya muy lejos. España siempre pareció maldita en esta competición pero en esta última década se ha desquitado con 4 triunfos, la penúltima el año pasado en una memorable final contra Argentina en Mar del Plata. Tras las semis de 2008 donde los españoles batieron en Madrid sin problemas a EE.UU y los argentinos en Buenos Aires a los rusos, eliminando precisamente a los dos finalistas de 2007, los sudamericanos eligieron una pista rápida para no tener que encontrarse con Nadal en tierra, pero el balear no jugaría aquella final por estar lesionado, mientras que un imberbe Del Potro llegó tocado tras el Masters de Shanghai y el efecto Nalbandian no fué suficiente para contrarrestar el juego solvente del dúo de zurdos Verdasco-Feliciano López.

La edición de 2009 arrancó con los siguientes emparejamientos: España-Serbia (4-1) al aire libre en la tierra de Benidorm, Alemania-Austria (3-2) bajo techo, en pista dura y en Garmisch-Partenkirchen (sí, donde los saltos de esquí de cada Año Nuevo), Suecia-Israel (2-3) en carpeta cubierta en Malmo, Rumania-Rusia (1-4) también en carpeta e indoor pero en Sibiu, Croacia-Chile (5-0) en pista dura, bajo techo y en Porec, Estados Unidos-Suiza (4-1) en pista dura cubierta en Alabama, República Checa-Francia (3-2) en carpeta cubierta en Ostrava y Argentina-Holanda (5-0) al ire libre en arcilla en Buenos Aires. Dichos primeros cruces iban a disputarse entre el 6 y el 8 de marzo, y suponían una nueva fecha con respecto a la edición de un año antes, cuando las primeras eliminatorias fueron a principios de febrero.

Lanzando una ojeada al ranking ATP de esa primera semana de marzo, se deduciría que la eliminatoria con tenistas más punteros podría encontrarse en el España-Serbia, con un Nadal arrollador como número 1 y Novak Djokovic como 3 del mundo, que si bien en tierra pudiera parecer más débil, venía de imponerse una semana antes en Dubai. El extenista Albert Costa debutaba como seleccionador y capitán español, siendo el listón dejado por Emilio Sánchez Vicario muy alto. Su gran ventaja era un equipo ya hecho, con grandes jugadores que componían una convocatoria de la que se caía un Fernando Verdasco (10º) lesionado y en la que estaban Rafael Nadal (1º) y David Ferrer (12º) para los individuales, y los dobles de Tommy Robredo (15º)-Feliciano López (27º). Por parte serbia, además de 'Nole', su capitán Bogdan Obradovic traía lo mejor que tenía: aparecía por Levante uno de los mejores doblistas del circuito Nenad Zimonjic (junto al canadiense Daniel Nestor quien discute el dominio de los gemelos 'yankees' Bryant), además de dos correctos tenistas como Janko Tipsarevic (47º) y Viktor Troicvki (43º). Y como polémica de esta serie, las palabras del padre de Djokovic acusando a la Federación de Tenis serbia de no hacer "el trabajo necesario" para que no les tocara algún rival potente, dado el estatus de su primer jugador en el ranking mundial.

Como local, los españoles eligieron la arcilla y se enfrentaron a la eterna petición de los jugadores, que se jugara a nivel del mar. En pleno mes de marzo la climatología podía resultar peligrosa, ya que la primavera española, aún tratándose de la costa levantina, es relativamente húmeda. La idea era construir en las instalaciones de Terra Mítica una inmensa pista de tierra al aire libre, y la idea, se hizo realidad. Pero nunca antes en la historia reciente de la Davis se hubo de suspender una eliminatoria por causas climatológicas y si esa situación se diera acarrearía la eliminación del equipo local. Aunque esta posibilidad nunca pasó del rumor o de flotar levemente en el ambiente de aquellos días, ni siquiera el fuerte viento desatado en la zona y que desprendió escandalosamente una de las gradas construidas, hizo que los partidos corrieran peligro de disputarse. El fuerte viento y los desperfectos en una de las gradas hicieron que se suspendiesen los partidos del viernes y que se pasaran a jugar en sábado, y lo que es el destino, la eliminatoria que más tarde empezaba (los demás enfrentamientos arrancaron el viernes) podría ser el que antes se solventara, ya que ese sábado se disputó también el dobles, tras los dos individuales, al no estar implicado ningún tenista en los individuales y dobles a la vez.

El número dos español, Ferrer (12º), y el 1 serbio, Djokovic (3º), comenzaron las hostilidades. Era un partido con un precedente cercano, ya que una semana antes el serbio había ganado bien al español en la final del ATP500 de Dubai. Pero aquello fué en pista rápida y este partido era en arcilla, superficie a la que Novak hubo de intentar aclimatarse en menos de una semana. Y aunque nadie quiera decirlo y los propios tenistas nunca lo vayan a admitir abiertamente, los balcánicos parecieron salir a jugar ya derrotados, porque los fallos de 'Nole' y su falta de actitud ganadora no era propio de un superclase como él, y más viendo el nivel que daría dos meses después en los torneos de la tierra europea. No obstante, el mérito que atesoró Ferrer también fué muy alto y sin dejar coger el ritmo a su oponente, le endosó un doble 6-3 que desesperaba a su rival, quién ajustó un poco más su saque en el tercer set y consiguió llevárlo al tie-break, en la creencia que su jerarquía haría el resto del trabajo, pero 'Ferru' le dejó de nuevo sin argumentos y subía con el apoyo del público el primer punto al casillero español.

A continuación, el número 1 español, Nadal (1º), se enfrentaba con el número 2 serbio, Tipsarevic (47º). Y la paliza que le dió fué de escándalo (6-1, 6-0, 6-2), arrollándolo de principio a fin y con la sensación de que ni siquiera iba con su marcha más alta metida, sino más bien en tercera casi. Con un claro 2-0 para los españoles, los serbios iban a jugar su mejor baza, el dobles de Troicki-Zimonjic frente a López-Robredo: fué un 7-6, 6-4 y 7-6 para los serbios que aún así, resultó ser bastante más trabajado de lo que en un principio parecía. El sábado terminaba 2-1 para los españoles y con el as bajo la manga de Nadal para cerrar la eliminatoria. Pero los serbios también contaban con que Novak les diera algún punto y el duelo entre los dos números 1 de cada equipo prometía ser fascinante: pero Nadal maniató a un Djokovic que aumentó un punto su nivel del partido anterior pero que no conseguía centrarse en los momentos claves de los sets que llevaba emparejado hasta Nadal aceleraba hasta el break. 6-4, 6-4 y 6-1 para España que solventaba la eliminatoria con un claro 4-1 y dejaba en anécdota el 6-0 y 6-3 con el que Ferrer ganaba a Troicki en el quinto punto.

El Alemania 3-Austria 2 no fué al final tan ajustado como marca el resultado. Pero las apreturas para los germanos fueron palpables al inicio de la eliminatoria, sobre todo el primer día, cuando su supuesto número 1, Rainer Schuettler (31º) -ese jugador que apeló a la justicia ordinaria para que le permitiesen representar a su país en los Juegos Olímpicos de Pekín'08 alegando a su ranking de agosto y quitando el puesto a otro tenista que legalmente tenía su sitio ganado porque los puestos se ganaban con el ranking de mayo, incidente que le hacía ser nada querido en el equipo y en el país bávaro-, perdía contra el austríaco Stefan Koubek (255º), un semidesconocido que en 4 sets dejaba patente que los mejores momentos del germano, de 33 años y número 5 en 2004, quedaban ya muy lejanos.

Kohlschreiber (37º) tranquilizaba a los locales con una sufrida victoria en 5 sets, con el tie-break del primer set perdido y teniendo que remontar, al correoso Jurgen Melzer (32º). El dobles alemán de Kohlschreiber-Kiefer también maniataba en 4 sets a Feya-Knowle y conseguían dar la vuelta a la eliminatoria, dejando tan solo un punto más por lograr. El capitán Patrik Kuhnen escogía a Kiefer (33º) para tal objetivo y, el que alcanzara el número 4 de la ATP en 2000, se merendó en tres sets de nuevo a Melzer, para ya con el 3-1 en el marcador debutara en la Davis Cristopher Kas, sin ranking en individuales pero el 33 en dobles. La cercanía entre ambos países confería al duelo una rivalidad que finalmente se solventó del lado del hermano mayor.

En el Suecia 2-Israel 3 se vivió una de las grandes sorpresas de esta primera ronda y se vieron varios partidos a 5 sets con sabor inigualable de Davis. Una vez más las consecuencias políticas salpicaron algo tan bonito como es la práctica profesional de un deporte y los partidos entre suecos e israelitas tuvieron que jugarse a puerta cerrada por los ataques judíos a los civiles palestinos unos meses antes. En lo estrictamente deportivo, el mejor jugador sueco del momento -y el único del top100-, Robin Soderling, optaba por descansar en esta ronda y dejaba la eliminatoria en manos de jugadores con ranking muy bajo. Los cuatro partidos de individuales se solventaron en 5 sets y el de dobles en 4, señal de que los israelies no regalaron ni lo más mínimo y que Suecia no aprovechó en absoluto su condición de local y favorito.

El primer día Thomas Johansson (178º) ganaba a Harel Levy (241) con un 8-6 en el quinto set pero marcaba las directrices de lo sufrido que iba a ser la clasificación o no para los suecos, quienes a punto estuvieron de dar un paso de gigante en el segundo partido cuando Andreas Vinciguerra (237º) perdió por 11-9 en el último set ante Dudi Sela (63º), único tenista del top100 entre tanto tenista semiprofesional. El dobles sueco, Apelin-Lindstedt, batieron en el partido menos igualado a Hadad-Ram en 4 parciales y ponían los cimientos para la épica de los judíos el domingo.

Con 2-1 en contra y al borde de la eliminación, el único consuelo hasta ahora de Israel era que tampoco estaban tan lejos de las victorias. El cuarto punto entre Sela y Johansson también se fué a los 5 sets y para añadir más gloria para unos y la sensación de emterse en mñas problemas para otros, Sela ganó remontando el partido. La guerra total estaba servida para el quinto y definitivo punto entre Levy y Vinciguerra. Por primera vez los suecos estaban más lejos de ser eliminados que de pasar pero el que fuera número 33 del mundo en 2001 logró forzar un quinto set que iba a ser de infarto. Levy se llevó la victoria por 8-6 y convulsionaba tanto el país nórdico como el de Oriente Medio, dando a estos últimos un plus de confianza que más adelante se demostraría inquebrantable.

Mientras, el Rumania 1-Rusia 4 tampoco hacía valer el factor campo para los locales. En este caso, la diferencia entre ambos países era tan abismal que los favoritos, los rusos, apenas hubieron de forzar mínimamente la máquina para plasmar su superioridad. Cuando el rival está tan lejos de uno, en la Davis siempre se opta por cambiar de superficie para acortar las distancias tenísticas, pero los rumanos tampoco se veían capaces de mejorar con ningún cambio de pista. Con Davydenko aún lesionado del pie y Andreev bajo de forma, los rusos se presentaban ante los rumanos con tres jugadorazos de individuales, Safin, Tursunov y Youznhy, y una futura promesa, Gabashvili, mentras que los rumanos dependían en exceso de dos Victors, Hanescu y Crivoi.

El genio de Marat Safin (25º) apabulló en tres largos sets a Victor Crivoi (123º), mientras que el primer día acabaría 2-0 para los rusos tras una sorpendente paliza en tres medianos sets de Mikhail Youznhy (60º) a Victor Hanescu (39º). El dobles rumano, Copil-Tecau, daba algo de oxígeno a su país después de en 5 sets y tras tres tie-breaks a Safin y Tursunov. Este último, número 28 del mundo, remontaba los dos sets de desventaja que llevaba contra Hanescu y tras dar con la tecla de como romper sistemáticamente el sque de su oponente, daba la clasificación a su país. Y ya con todo decidido, Crivoi apenas mostró intensidad ante Gabashvili y también cedía el quinto punto.

Tras varias eliminatorias copadas por países europeos, un país allende del Atlántico, entraba en liza en el Croacia 5-Chile 0. Sin embargo, lo hacía en territorio hostil, muy lejos de sus lares y sin su mejor jugador, un Fernando González (17º) lesionado en la espalda y enemistado con la Federación de Tenis de su país. La responsabilidad máxima recaía sobre las espaldas de un Nicolas Massú (98º) ya en la parte final de su carrera y un tenista tan correcto como prometedor, Paul Capdeville (93º). Por parte local, un esperado crack como Marin Cilic (19º) y un tenista que no acaba de explotar como Mario Ancic (30º) -una extraña enfermedad que lo fatigaba constantemente frenó su progresión hara un par de años- iban a ser los titulares, con el cañonero Ivo Karlovic (29º) en la recámara.

Los chilenos son habitualmente buenos jugadores en tierra pero sobre pista dura no destacan, con lo que el mejor ranking de los locales se dejó notar desde el principio de la contienda. Y en el primer punto Ancic desmontó a Massú con relativa facilidad, viéndose parcialmente igualado en el tercer set, hasta que al tie-break liquidó el encuentro. Acto seguido, Cilic daba un serio correctivo a Capdeville, dando paso con 2-0 a favor croata, de una curiosa situación que solo la Davis es capaz de provocar: los 4 jugadores de los individuales del primer día, se vieron las caras por parejas el segundo día, pero la revancha chilena nunca pasó a tener visos de hacerse realidad, a pesar de lograr anotarse un set. Con todo solventado, el tercer día fué un experimento para ambos capitanes, ya que dieron la oportunidad de jugar a los tenistas teóricamente suplentes. 5-0 para los croatas y mientras la prensa chilena tildaba de "desastrosa" la actuación de los suyos, la ilusión comenzaba a extenderse entre los balcánicos.

Las canchas europeas estaban siendo el escenario de todos los duelos, pero fuera de Europa el tenis de la Davis también tenía cabida. En Birminghan (Alabama) el campeón de la Copa Davis 2007 (es decir, un equipo que aún contaba en sus filas con tenistas que ya habían sido campeones y esa vitola infunde mucho respeto) ponía en liza a Roddick (6º) y Blake (13º), junto a los gemelos Bryant para los dobles, contra quienes iban a medirse unos suizos sin un habitual ausente en primera ronda de la Davis, Federer, pero con Stanislas Wawrinka (16º) a la cabeza. EE.UU se impuso por 4-1 pero la diferencia no fué tan contundente: Wawrinka remontaba un set en contra para ganar el primer punto en 4 sets ante Blake y las alarmas saltaban entre los norteamericanos.

Andy Roddick acudió al rescate de los suyos y aplastó en tres sets a Marco Chiudinelli (341º), aunque solo plasmó su superioridad en los dos primeros sets, ya que en el tercer parcial el tie-break al que se vió obligado a acudir fué algo incómodo de ganar. Pero 'A-Rod' lo ganó y todos presuponían que Wawrinka e Yves Allegro iban a claudicar sin remedio ante los Bryant: y todo iba encaminado a ello tras dos primeros sets sencillos para los 'yankees', cuando los suizos se apuntaron con garra el tercer set por 6-3 y llevaron el cuarto parcial al tie-break, momento en el que Mike y Bob se pusieron serios y dejaron a los suizos en dos tantos únicamente para poner a los norteamericanos a un punto del pase. Los dos números uno, Roddick y Wawrinka, el sexto y decimosexto del mundo, se enfrentaban y a pesar de ser dos tenistas muy punteros con más d eun lustro en el circuito, nunca se habían enfrentado, ya que el emparejamiento en el Masters Series de Roma'08, donde Roddick se retiró cuando perdía por 3-0, no podía servir de referencia. El de Nebraska ganaba fácil por un doble 6-4 y 6-2 al de Lausana, quien no pudo repetir la sorpresa del primer día contra Blake, quien por otra parte, se desquitó contra Chiudinelli en el quinto punto.

Uno de los máximos favoritos a hacerlo bien o por lo menos a llegar lejos, como siempre, era Francia, ya que con la eclosión un año antes de tenistas como Tsonga, Simon, Monfils o Gasquet, más otros como Mathieu, Chardy o Santoro que perfectamente serían titularísimos en otras selecciones, podían formar varios equipazos potentes. Pero la eliminatoria era en Ostrava y los checos propusieron una superficie ultra-rápida en botes y de velocidad máxima en los saques sobre todo. Los checos hacía años que no daban con la tecla para pasar rondas en la Davis, mientras que Francia se presentaba como la favorita, pero su capitán quizás se equivocó en la elección de su número uno, por esa dichosa manía de otorgar los rangos dependiendo del ranking y no de otros atenuantes como el estado de forma, las habilidades sobre las superficies o los 'head to heads' con otros tenistas. De este modo, Gilles Simon (8º) arrancaba la serie contra Tomas Berdych (22º) y ofrecieron un buen partido, a 4 sets y con dos tie-breaks que se anotó el checo para quebrar la moral del galo. El día lo salvaba Tosnga (11º) al batir bien y con autoridad incluso en el tie-break del tercer set a Radek Stepanek (18º).

Los dos checos ganarían en 4 sets a Gasquet y Llodrá y ponían contra las cuerdas a los franceses, que tendrían que remontar la serie y ganar los dos partidos del domingo si querían estar en cuartos: la responsabilidad era para Simon y contra Stepanek, contra quien etnía un balance de una victoria cada uno, ambas en 2008 y cuando Simon aún no había explotado una (Roland Garros tres sets fáciles para Radek) y la otra en el Masters de Shanghai cuando Radek sustituía a un lesionado Roddick en el 'Round Robin' para ser derrotado fácil por el francés. El partido transcurrió muy igualado y prueba de ello fué el tie-break del primer set, donde Simon no supo estar a la altura y no se apuntó más de dos tantos. Stepanek seguía a lo suyo, con su juego a veces preciosista, otras anárquico y tras anotarse sin sobresaltos el segundo set, no dejó que el francés reaccionara y peleó el tercer parcial hasta llegar a la muerte súbita. En ese momento la presión pudo con Simon y perdió el partido y la serie quedándose sin anotarse siquiera un tanto en el tie-break decisivo para Francia. Con un marcador de 7-6, 6-3 y 7-6 para Stepanek, el quinto punto que ganó Tsonga contra Hernych (61º) -partido a 3 sets solo ya porque la serie ya estaba 3-1 a favor de los checos- maquilló el marcador pero desató la ira de la prensa francesa, muy dada a presionar a sus jugadores noveles y punteros.

Por último, los octavos se cerraban en la arcilla de Buenos Aires, donde los argentinos, sin Nalbandian con recientes fiebres y Del Potro optando no interrumpir su temporada de cemento, se toparon con unos jugadores holandeses perdidos más allá del puesto 200 en el ranking mundial. Las armas de los sudamericanos eran Juan Mónaco (56º) y Juan Ignacio Chela (159º), y éste último ganó el primer punto en cinco sets al tulipán Jesse Huta Galung (274º) con serios problemas. Ya existía un mal rollo tremendo entre la prensa argentina y los jugadores locales por las maneras de estrellas de alguno de los perdedores contra España en noviembre y las malas sensaciones transmitidas por Chela ante un "don nadie" -como lo citaban en un blog oficial de un diario argentino de máxima tirada- pintaban el horizonte de negros nubarrones.

Por suerte, Mónaco batía solventemente en tres sets a Thiemo De Bakker (96º) y con un 2-0 cerraba un día que comenzó inquietante pero que en el que quizás no hubo suficiente tiempo para que la prensa montara su acostumbrado tremendismo negativo. Y el pase otorgado por el dobles de Lukas Arnold-Vasallo Arguello ante Galung-Wassen en tres cómodos sets, donde en ningún momento fueron por detrás ni peligró el triunfo, liberaron toda la tensión acumulada de los aficionados gauchos. Como premio, el cuarto y quinto punto fueron aprovechados por Vasallo Arguello (50º) y Chela para batir contundentemente a Middelkoop (339º)y De Bakker respectivamente. La euforia por el 5-0 endosado a Holanda prendió como una mecha peligrosa en Argentina y sabiendo que tenían que acudir a la República Checa, la falta de prudencia fué la nota predominante, ya que aún no sabían que en mayo perderían a Nalbandian para esa eliminatoria de julio.


De marzo salían para el mes de julio unos cuartos atractivos y muy definidos de los equipos que podían verse más adelante en las rondas finales: España-Alemania en tierra batida al aire libre en Marbella, Israel-Rusia en la pista dura cubierta de Tel Aviv, República Checa-Argentina en la carpeta de techo cubierto en Ostrava y Croacia-EE.UU en la tierra indoor de Porec. Si la primera ronda se disputó en plena temporada de mes de pista dura, la segunda venía tras el paso por la tierra y la hierba, en mitad de toda la temporada en sí, cuando los grandes jugadores aprovechan para hacer una pausa, recargar pilas y planificar el devenir de la segunda parte del año.

En esta tesitura se encontraba el número uno alemán, Tommy Haas (19º), agotado tanto física como mentalmente tras los buenos Roland Garros y Wimbledon que completó, donde cayó con Federer en ambos Grand Slams, en octavos de París y en semis en Londres. También se había apuntado el ATP250 de Halle en su país, y esta buena racha le llevó a jugar muchas más rondas y partidos que lo que estaba acostumbrado, por lo que decidió parar. Esta circunstancia hizo que Alemania acudiese a Marbella con Philip Kohlschreiber (29º) como arma fundamental, escoltado por un veterano, Nicolas Kiefer (38º), y dos noveles, Andreas Beck (51º) y Mischa Zverev (47º). Por parte española Nadal (2º) aún seguía convaleciente de sus rodillas y no volvería a las pistas hasta agosto, por lo que España iba a estar liderada por Fernando Verdasco (9º) como indiscutible número uno, ya que a última hora David Ferrer (22º) también fué baja médica, lo que conllevó que Tommy Robredo (14º) adquiriese el papel de número dos, y que Juan Carlos Ferrero (37º) entrase en un equipo que completaba el eterno doblista, Feliciano López (40º).

Los españoles eran claros favoritos porque ya habían derrotado por 1-4 un año antes al mismo rival pero en Alemania y sobre una superficie más rápida, con lo que la tierra batida les daba un plus de ventaja que se antojaba insalvable, máxime cuando no se le conocía a ningún integrante del equipo alemán un atisbo siquiera de buen resultado en arcilla. La serie comenzaba con Verdasco contra Beck, el 9 contra el 51 del mundo, y dicha diferencia se plasmó en el primer set, donde el joven alemán se llevó un sonrojante rosco en contra. Pero en los dos siguientes sets Andreas demostró el porqué de su elección para disputar este punto -dejando a un más experimentado Kiefer en el banquillo- ya que quebró la dinámica arroladora del amdrileño, se apuntó por 6-3 el segundo parcial y llevó la contienda al tie-break en el tercer set, donde volvió a sorprender al español. Verdasco no se lo creía y ya empezaba a mascarse la tensión en el ambiente, porque ese mismo año el propio Verdasco ya había sido capaz de acabar jugando fatal varios encuentros que había comenzado genial. Suerte tuvo que en la Davis los partidos son al mejor de 3 sets, y en los dos últimos sets sacó su genio y a base de conviccíón dió la vuelta a la situación, como ya hiciera antes esa temporada y como lo haría después en varios torneos, convirtiéndose esta inquebrantable fe en las remontadas y querencia por los resultados ajustados en algo característico en el tenis de Verdasco.

España había salvado el primer escollo, pero el segundo fué demasiado para Robredo (14º), ya que al otro lado de la red se topó con un efectivísimo Kohlschreiber (29º) que lo zarandeó las veces que quiso en los tres medianos sets que jugaron: 6-3, y doble 6-4 para el alemán ante un gerundense que no había tenido mañas actuaciones en los torneos precedentes, por lo cual extrañó el resultado final. El equipo español se tomó este empate a 1 con el que se jugaba el punto de dobles como un leve accidente y con la moral pletórica aún, enfrentaron a su dobles habitual, Verdasco-López, al dúo germano, Kiefer-Zverev: dos tie-breaks, uno para cada equipo (el ganado por los españoles arrollando y el anotado por los germanos ajustadísimo) y un doble 6-3 de lado español, otorgaban el 2-1 para España tras 4 sets donde ya se empezaba a vislumbrar que los germanos no habían acudido a la costa andaluza de turismo.

El héroe de Mar del Plata, Verdasco, iba a ser el encargado de poder solventar la clasificación pero Kohlsreiber no estaba dispuesto a ponerle ninguna facilidad. A pesar de que entre ellos hubiese un balance de 3 victorias y 3 derrotas para cada uno, el español ya lo había solventemente este mismo año en Indian Wells y Montecarlo, precedente en tierra que le inspiraba confianza. Pero nada más lejos de la realidad, porque el alemán se apuntó los dos primeros sets con roturas claves que el español no sabía contrarestar. Pero la fe del español le hizo saber esperar y su momento llegó cuando se anotó los dos siguientes sets de manera bastante más contundente. La remontada parecía factible, por eso el chasco del español fué mayúsculo cuando veía que el quinto set se alargaba parejos en el marcador, peridendo el partido con un break en contra en el último juego del partido. Por primera vez en muchas eliminatorias, España estaba contra las cuerdas, a un solo punto de ser eliminada, por lo que en cierta manera sorprendió la elección de un clásico, Ferrero, para resolver la eliminatoria. El valenciano tiró de experiencia ante Beck y en ningún momento dejó que fuese el del primer día, aquel joven que osó plantarle cara a un top ten, y con un triple 6-4, Ferrero se convertía en el héroe español, un honor en principio reservado a Verdasco, quien a pesar de ganar dos puntos, recordaría más el único tanto que perdió, o más bien, no pudo ganar.

El rival en semifinales de los españoles iba a salir del duelo que en Tel Aviv iban a disputar Israel y Rusia sobre una pista dura bajo techo. La condición de local de los israelíes no bastaba a primeras de cambio para quitar la condición de favoritos a los rusos, quienes jugarían las semis en Moscu contra los españoles si ganaban, por lo cual España no quería ni verlos. Y a Israel no le importaba tener que viajar hasta España con tal de derrotar a una superpotencia tenística como Rusia. Los locales contaban con un buen doblista, Jonathan Erlich (como buen doblista sin ranking en individuales), que no pudo estar en Suecia pero ahora en cuartos representaba un buen arma, y a dos individuales, Dudi Sela (33º) y Harel Levy (210º), con mucha confianza en un torneo tan diferente como la Davis, mientras que por parte rusa repetían eliminatoria desde la de marzo en Rumania Marat Safin (60º) y Mikhail Youznhy (69º), una convocatoria de la que se caían Dimitry Tursunov (25º) y Teimuraz Gabashvili (76º) en detrimento de Igor Andreev (24º) e Igor Kunitsyn (35º).

El Israel 4-Rusia 1 se empezó a fraguar con el duelo Levy-Andreev y el ruso no pudo hacer valer su puesto 24 frente al 210 de la ATP del judío. Levy se adelanto 2 sets a 0 con un tenis solvente, y cuando parecía que se le acabaron las pilas (el tercer set fué para el ruso con una leve mejoría), supo sobreponerse y rematar la faena con un decidido 6-2. Los rusos intentaron reponer esta afrenta y Youznhy ganaba bien el primer set ante Sela pero entraba en barrena en los dos seiguientes sets, donde tan solo se apuntó un juego. Y en el cuarto set el 33 del mundo le ganaba por 7-5 al número 69 y el día terminaba con un sorprendente 2-0 a favor de Israel. Kunitsyn y Safin tenían que ser los encargados de enderezar el rumbo ruso en el dobles pero cayeron estrepitosamente también contra Erlich-Ram e Israel conocía por primera vez en su vida lo que era clasificarse para semis de la Davis. El único punto ruso vino con la retirada de Sela en el cuarto punto cuando perdía por 3-4, ya que en un partido intrascendente Levy le ganaba también a Youznhy en el tie-break del tercer set. Enorme dececpción para los campeones de la Davis 2006 e hito histórico para un 'país pequeño' tenísticamente como Israel.
Otro antiguo campeón que caería en esta ronda de cuartos fué Estados Unidos, cuando acudió hasta Croacia sin Andy Roddick (6º), agotado tras la maratoniana final de Wimbledon ante Roger Federer. James Blake (16º) sería el líder y Mardy Fish (23º) era el elegido para completar el cuarteto junto a los gemelos Bryant. Por parte croata, Mario Ancic (92º) desaparecía de la convocatoria víctima de un alarmante bajón en su juego y como número dos el elegido era el cañonero Ivo Karlovic (27º), continuando Marin Cilic (15º) como primer espada. Los croatas cambiaron de superficie con respecto a los chilenos y ante los estadounidenses propusieron tierra batida, donde los 'yankees' habitualmente ni la huelen.

Aún así, Blake arrancó mandón su partido ante Karlovic y consiguió algo que pocos pueden hacer ante la máquina de hacer 'aces' croata: le ganó el primer set en el tie-break (como no) y consiguió una rotura milagrosa que impedía de nuevo una muerte súbita, lo que le daba una ventaja de 2-0 en sets. Pero se olvidó de repetir una tercera vez esas dos hazañas y pareció desinflarse en el tercer set (6-3 para Ivo), con lo que la confianza del croata crecía. El cuarto set fué un calco de los típicos partidos del croata (nulo al resto pero ace tras ace impoluto al saque) y en el tie-break no dejó que Blake se acercara a la bola de partido y dejandole en tres puntos subió el empate a 2 sets a este primer punto de la eliminatoria. Parecía que el quinto set iba a largarse eternamente pero con una rotura 'in extremis' se llevaba el duelo por 7-5. En el segundo punto Fish (23º) comenzó arreglando el asunto, al apuntarse el primer set, ante Cilic pero se perdió en los dos siguientes parciales. Había perdido el tercer set en el tie-break y eso podría haber hundido al norteamericano, pero pasó justamente lo contrario, fué Cilic quién se mareó y a punto estuvo de recibir un rosco en contra. Iba a verse otro duelo a 5 sets y en este caso el que mejor ajustó tanto la presión del entorno como el cansancio físico previo fué el croata, que ácabó subiendo el 2-0 a la serie con un 8-6 en el quinto set de este segundo punto.

A pesar de la diferencia, el juego y los marcadores ajustados reflejaban que los 'yabkees' estaban muy cerca de lograr cosas positivas y en el punto de dobles los gemelos Bryant se dejaron de tonterías, pasaron olímpicamente de las condiciones de la pista, del público, de la posible eliminación y dieron un recital supremo a Karanusic y Zovko. El tercer día iba a ser, inevitablemente, decisivo: para unos positivamente y para otros desastrosamente. En el Cilic-Blake no se enfrentaban solamente el 15 contra el 17 de la ATP, sino dos tipos de tenis distintos y dos generaciones diferentes. El americano ya le había ganado dos veces, una en el lejano 2006 en Bangkok, y la otra en el Open de Australia de 2008, pero no pudo repetir, porque la joven promesa croata comenzó con un doble 6-3, autoritario pero falló a la hora de cerrar el partido al primer intento (6-4 para Blake el tercer parcial), consiguiéndolo al segundo intento por 6-2 en el cuarto set. Croacia conseguía su mejor clasificación y EE.UU. tampoco se consolaba cuando Bob Bryant maquillaba el marcador final ante Roko Karanusic (112º).

Dos países europeos iban a dirimir quien se enfrentaría en septiembre a los croatas. Por un lado, los locales anteponían a sus dos ases tenísticos, Berdych y Stepanek, 20 y 21 del mundo, a Del Potro (5º), única gran baza argentina, ya que Nalbandian se había operado de la cadera en mayo y estaría toda la temporada de baja. Los sudamericanos se habían entrenado en Francia -rival de los checos en la ronda anterior- durante una semana en una pista similar a la ultra-rápida que se encontrarían en Ostrava, pero su aclimatación no fué la más adecuada. Los checos se impusieron por 3-2 a los argentinos pero la intriga llegó hasta el último punto, disputándose abiertamente los cinco partidos. Salvo el primer duelo, que se fué hasta los 5 sets, los otros 4 partidos se resolvieron rápido, en 3 sets y con un ganador bien definido.

Los primeros protagonistas fueron Tomas Berdych (20º) y Juan Mónaco (62º), quienes ofrecieron un duelo de poderes cambiantes: el checo comenzó apuntándose el primer set por 6-4 pero perdió los dos siguientes por 6-2, remontando finalmente por 6-3 y 6-2. El tenis de calidad con cuentagotas superó al orden y la garra y dió paso a una decisión técnica de los checos que a posteriori resultó brillante: con 1-0 ya en el marcador, no convenía malgastar ante Del Potro a Stepanek y optaron porque fuera Ivo Minar (64º) quien intentase cansar algo al argentino, para que Radek pudiera estar más fresco para el dobles, que ganó junto a Berdych a Aacasuso y Mayer en un partido impecable de los centroeuropeos.

El tercer día Del Potro volvía a empatar la serie, esta vez a 2, ante Berdych gracias a un triple 6-4 logrado merced a un tenis de calidad y dejaba todo dispuesto para que el ganador se decidiera en el último partido, donde la maldición argentina volvió a hacer acto de presencia una vez más: siempre que un tenista argentino de primerísimo nivel (en Rusia 2006 Nalbandian y esta vez Del Potro) es muy superior a sus rivales y logra sus dos individuales con contundencia, no hay un segundo tenista que acompañe en la serie y responda en el punto definitivo. El 'Chucho' Acasuso ya conoció esta ingrata sensación en Moscú hace tres años y el año pasado contra España, y esta vez el damnificado iba a ser Mónaco (62º), quien no pudo en ningún momento acercarse al pase, ni siquiera en el tie-break del primer set, el cual perdió por muy poco y se hundió, dejando a Argentina eliminada por el 6-3 y 6-2 que le endosó el imprevisible Stepanek (21º) en los dos siguientes sets. El país andino volvía a sufrir la enésima decpeción en la Davis, bueno, la decepción anual diría yo, mientras que los checos disfrutaban de la buena fórmula que encontraron con la unión de fuerzas entre Stepanek y Berdych.
El nuevo formato de disputar los cuartos de la Davis en julio y no en abril como se hacía hasta 2008 concentraba más el tenis de naciones a lo largo del año. Ya no había tanto vacío entre abril y septiembre, mes éste que además de las dos semifinales, también vería disputar las fases de permanencia en y ascenso al Grupo Mundial, la gran olvidada por todos hasta que tú país debe afrontarla. Este sistema de ascensos y descensos de la Davis es ciertamente original, ya que para permanecer en el Grupo Mundial, los perdedores de octavos se enfrentan entre sí, mientras que las naciones que no están el Grupo Mundial se juegan entre ellos, en su división, las 3 plazas para ascender. De este modo, India y Ecuador batieron a domicilio a Sudáfrica y Brasil, respectivamente, por 1-4 y 2-3, mientras que Bélgica vencía como local a Ucrania por un apurado 3-2.

Los otros 5 cinco duelos tenían como protagonistas a las naciones perdedoras en marzo en la ronda de octavos, excepto en dos casos: tanto la Serbia de Djokovic como la Suiza de Federer tuvieron la suerte de enfrentarse a rivales de rango inferior, como serían Uzbekistán en caso de los balcánicos (ante la escasa entidad del rival 'Nole' no fué de la partida y entre Tipsarevic, Troicki y el doblista Zimonjic endosaron un 5-0 a los uzbekos) e Italia en en caso de los suizos: Wawrinka y Federer (quien siempre acude a mantener a su país en esta ronda) dieron cuenta de los Starace, Seppi y compañía para ganar con más holgura de lo que refleja el 2-3 final.

Y los tres restantes duelos fueron emparejamientos 'directo', por llamarlos de alguna forma: uno de los gallitos de la competición, una Francia muy herida en su orgullo por quedar apeada tan pronto, debía acudir hasta Maastricht para medirse a Holanda, un rival sencillo a priori pero que proponía una superficie de tierra batida bajo techo sumamente inquietante para los franceses. Pero el 1-4 con el que los galos solventaron su permanencia entre la élite de la Davis no refleja lo duro que resultó la eliminatoria: Gael Monfils (14º), que a la semana siguiente ganaría en su país el ATP250 de Metz, caludicó estrepitosamente en 4 sets ante Thiemo De Bakker (122º) y todas las alarmas francesas más que se iluminaron cuando Tsonga (7º) hubo de acudir a dos tie-breaks para igualar la serie en tres sets ante Jesse Hutha Galung (293º). El dobles galo formado por Llodrá y Tsonga también se sintieron incómodos ante De Bakker-Susling y a pesar de batirlos en 4 disputados sets, las sensaciones no estaban siendo buenas. La remontada francesa iba a confirmarse el tercer día con la consecución de Tsonga del tercer punto ante De Bakker en 4 sets y de neuvo gracias a dos tie-breaks. Con la permanencia en el bolsillo, Jeremy Chardy (34º) ganaba fácil a Galung pero no mitigaba los ataques de la prensa francesa a sus jugadores.

Los dos restantes duelos también fueron muy igualados y disputados pero se los apuntaron los locales por 3-2. En el Chile-Austria disputado sobre la tierra de Rancagua la emoción se mantuvo hasta el final, ya que si los chilenos se adelantaron 2-0, gracias a la sufridas victorias en 4 y 5 sets de Nicolás Massú (118º) y Paul Capdeville (98º) ante Jurgen Melzer (40º) y Stefan Koubek (127º), el dobles austríaco formado por Melzer-Knowle batía a los dos individuales chilenos, unos Massú y Capdeville que se les veía algo cansados ya. El 2-1 para Chile se convertiría en un inquietante empate a 2 cuando Melzer, 40 del mundo, ganaba en 5 ajustados sets a Capdeville, 98 del mundo: tras anotarse el primer set al tie-break, el austríaco veía como le empataba el chileno set tras set, hasta que en el quinto un break le dió un punto de oro. La responsabilidad recaía en Massú y Koubek, 118 contra 127 de la ATP, y el ganador de una medalla olímpica junto a González en Atenas'04 tiró de experiencia para sellar el triunfo para su país en 4 sets, el último al tie-break, lo que da la medida de lo cerca que estuvieron los austríacos de la gloria.

La pista dura acrílica bajo techo propuesta por los locales iba a ser determinante en el Suecia 3-Rumania 2. Los suecos recuperaban a su mejor jugador, un Robin Soderling (11º) bastante mejor tenista que el que faltó en marzo, pues ya había reventado a jugar como los grandes. Pero el acompañamiento de Robin se llamaba un tal Andreas Vinciguerra (257º) que debería hacérselo mirar: seguramente no fué premeditado pero que se retire en los dos puntos de individuales que disputó no le deja en muy buen lugar, ya que si su físico no era el idóneo no debería haber saltado a jugar, y menos el quinto punto. En el primer punto es comprensible, porque la paliza que se estaba dando ante Victor Hanescu (28º) era colosal: doble 7-6 para el rumano, dejando en ambas en 5 y en 10 (igualadísimo) al sueco, cuando Andreas no se levantó del descanso para disputar el tercer set. Por suerte Soderling disputaría de corrido los tres próximos partidos, ganándolos todos bien: a Crivoi (95º) en tres sets, el dobles junto a Lindstedt contra Hanescu-Tecau en dos tie-breaks finales, y en tres cómodos sets a Hanescu. De nuevo Vinciguerra se retiraba cuando ganaba por 6-4 el primer set ante Marius Copil (552º) pero ya no imporataba, proque uno de los clásicos de la Davis, Suecia, estaría de nuevo en 2010 entre los mejores.

Sin embargo, este tercer fin de semana de septiembre, una semana después de la gloriosa victoria del argentino Del Potro (5º) ante el suizo Roger Federer (1º) en el US Open, toda la atención de la Copa Davis estaba centrada en las dos semifinales a disputar en España y Croacia y en saber quienes serían los finalistas. Iban a ser dos eliminatorias en tierra, la de los Balcanes en pista cubierta y la de la Península Ibérica al aire libre, condicionantes que desataban todas las cábalas posibles: España ya se veía prácticamente en la final (jugaba en casa ante Israel) y ya sabía que si en el otro duelo vencían los croatas deberían viajar allí en diciembre, mientras que si se imponían los checos, serían estos quienes rendiesen visita a España. Pero la mesura del capitán español advirtió que no sirve de nada intentar jugar y mirar a campos donde no se está presente, con lo que aconsejaba centrarse en la ronda de semis más que pensar ya en la final.
Rafa Nadal (2º) volvía a causar baja por segunda eliminatoria seguida, en esta ocasión por precaución y descanso. Había firmado semis en el último Grand Slam del año, una semana antes, ante el que luego sería el campeón en Nueva York, el argentino Del Potro y si bien demostraba estar en forma, se decidió no hipotecar la temporada indoor. No estuvo presente en julio en Marbella apoyando al equipo pero esta vez en Murcia sí que se le vió junto al resto del banquillo animando como un aficionado más. Y el segundo mejor tenista español, por ranking, el madrileño Fernando Verdasco , tambié sería baja por molestias en un pie, por lo que los encargados de enfrentarse a Dudi Sela (29º), Harel Levy (140º) y al dobles Erlich-Ram serían el alicantino David Ferrer (19º) y el valenciano Juan Carlos Ferrero (21º) en individuales y Feliciano López-Tommy Robredo en dobles.
Lo cierto es que el pase de España a la final fué muy placentera, ya que al 4-1 que endosaron a Israel hay que unir que los visitantes en ningún momento se sintieron cómodos en la arcilla murciana y que tanto Ferrer como Ferrero alzaron el 2-0 al luminoso del primer día sin encontrar ni en Levy ni en Sela apenas oposición. La faena la remataron de nuevo el dobles López-Robredo (tras caer en marzo ante los serbios y después del paréntesis de julio ante Alemania donde Verdasco jugó junto a Feliciano) ante unos decepcionantes Erlich-Ram, quienes tras aguantar solamente parejos los dos primeros sets, dilucidados al tie-break y habiendo ganado el segundo, se desinflaron estrepitosamente para caer en 4 sets. El dobles israelí parecía imvencible las horas previas y era a lo que más temían los pupilos de Costa, pero al final se vió que era más una táctica intimidatoria que otra cosa.
Con el 3-0 y el pase a la final confirmados, Ferrer volvió a apabullar a Andy Ram, jugador de dobles sin ranking en individuales, y el único punto de los visitantes se lo apuntó Levy al sorprender a Feliciano López por 7-5 y 6-2 en el típico partido regalo de los seleccionadores para con los jugadores que apenas cuentan en individuales. La superioridad tenística de España había sido confirmada apabullantemente y el sueño de Israel había tocado a su fin, con la mejor de sus actuaciones además.
En la otra semifinal todo apuntaba a que los checos iban a hundirse en la tierra batida que les habían preparado los croatas, más que nada porque ni Berdych ni Stepanek (las ds únicas y verdaderas armas de los checos) habían demostrado hasta la fecha buenos resultados sobre esta superficie y sobre todo porque al excelente nivel que había dado Cilic en el US Open (eliminando a Murray y cayendo solo con el que después sería el ganador) se le unía un Ivo Karlovic que promediaba más de 20 aces por partido. Por todo ello, y por como se dieron los partidos, el Croacia 1- República Checa 4, resultó tan sorprendente como espectacular.
El primer punto jugado por Ivo Karlovic (31º) y Radek Stepanek (17º) fué uno de los partidos más estrambóticos del año, un duelo antológico donde se dieron innumerables records curiosos: fueron casi seis horas de batalla resueltos en 4 tie-breaks los 4 primeros parciales (2 para cada bando) y con un 16-14 para el checo, quien logró aguantar hasta 75 aces (record mundial) del gigantón croata, no se desperó ante los 80 juegos seguidos sin break alguno para cada tenista y en un arranque de fe logró quebrar a Karlovic. Para los checos resultó un momento histórico, quizás el mejor de su historia reciente. Y el público que asistió al estadio Zatika de Porec, con capacidad para 4.500 espectadores, vivieron un segundo duelo a 5 sets, ya que Marin Cilic (15º) y Tomas Berdych (18º) tampoco cedieron en nada: el checo se puso 2 sets a 0 a favor con un triple 6-3 pero el croata remontó con presteza por 6-3 y 6-4, con lo que en parcial decisivo se esperaba más igualdad, pero el checo estuvo más solvente y repitió sus primeros 6-3.
Con un sorpresivo 0-2 a favor checo se jugaría el punto de dobles y allí los dos puntas de lanza checos arrollaron a Cilic-Zovko en tres sencillos sets y completaban lo inesperado ya en el segundo día incluso. Si el viernes la igualdad fué la tónica predominante y el público estuvo cerca de 10 horas viendo tenis, los dos días siguientes fueron bastante rápidos, dado que el dobles no tuvo pimienta y los últimos individuales tampoco ofrecieron mucho: Jan Hajek (121º) lograba doblegar a Roko Karanusic (131º), mientras que el único punto croata lo conseguía Lovro Zovko (sin ranking de individuales) ante Lukas Dlouhy (349º). La cercanía entre ambas naciones otorgaba, quizás, más valor al triunfo de unos, que les acercaba al paraíso, y más depresión a otros, que se vieron más cerca que nunca de acceder a una final de la Davis.
Como siempre ocurre con la designación de la sede de la final de la Copa Davis, las semanas transcurrieron entre las candidaturas de las posibles sedes y declaraciones cruzadas entre tenistas y federación. La no elección de Madrid para albergar los Juegos Olímpicos de 2016, la elegida fué Barcelona y su Palau Sant Jordi, a pesar de que tenistas como Verdasco o Feliciano manifestaran públicamente que la Ciudad Condal no se lo merecía, independientemente de que dijeran que sí se lo merecían o no otras sedes. Finalmente, el buen recuerdo de la final de la Davis del año 2000 ante Australia, disputado también en Barcelona, creaba un clima de euforia que se plasmaría el primer fin de semana de diciembre, muy tarde este año por la congestión del circuito.
A estas alturas del año, en diciembre y con tres rondas anteriores donde ambos equipos podían haberse vigilado mutuamente y estudiar tanto los puntos débiles como fuertes de cada tenista. Nadal y Verdasco llegaban de perder sus tres compromisos en la Copa Masters, mientras que Stepanek había firmado unas buenas semis en el Masters 1000 de París-Bercy. Y precisamente la clave de esta final estuvo en este jugador checo de 31 años de tenis imprevisible, ya que después de que Rafa Nadal (2º) desmontara (su rival solo opuso resistencia en el primer set, en los dos restantes se dejó ir) en tres sets a Tomas Berdych (20º), se disputó el partido determinante de la serie, el Ferrer-Stepanek, el 18 contra el 12 del mundo. Fueron 5 sets vibrantes que acabaron en horario nocturno, después de el checo se adelantara por 6-1 y 6-2 con un tenis efectivo ante un español muy fallón.
Desde hacía meses que 'Ferru' no era el tenista que fué y que se encontraba inmerso en un proceso continuo y errático en su tenis, y éste parecía uno más de esos momentos en que Ferrer se atascaba irrmediablemente. Antes de que arrancara el tercer set, el de Javea se retiró a vestuarios y allí lloró de impotencia para salir más enrabietado que nunca. A base de fe y garra -características que ya le habían dado buenos réditos en otras ocasiones- logró empatar el partido con un doble 6-4, pero la sensación era más bien que lo hizo por fallos y demérito de Radek, más que por su buen quehacer, ya que el checo aún seguía dando muestras de más tenis en su raqueta. Pero en el quinto set las tornas cambiaron y la inercia de la remontada le llevó hasta el 8-6 a David, subiendo al marcador un 2-0 que iba a ser clave. Porque de haberlo perdido, afrontar el dobles empatado podía hacer que los checos se creciesen y quizás se empezaría el último día por detrás en la serie.
Pero Ferrer cumplió con su cometido, y lo hizo doblemente. Porque Stepanek acabó este primer punto muy fatigado, tanto que junto a Berdych apenas pudo objetar nada ante Verdasco-López, con lo que se consumaba el título de su cuarta Ensaladera de Plata para España. La fiesta era total en el Palau Sant Jordi, y la paliza a los checos se consumó el tercer día con las victorias de Nadal (2º) y Ferrer (18º) ante Hajek (102º) y Dlouhy (465º) para dejar claro quiénes eran los campeones de la Davis 2009.
Para nada hay que menoscabar la importancia y el mérito de la Copa Davis lograda este 2009 por España esgrimiendo argumentos como que las cuatro rondas las disputó como local y ante naciones de segunda fila. Un año antes Argentina también jugó todas las rondas en casa y no fué capaz de alzarse con el título, por lo que esa máxima no se cumple siempre. Y respecto al nivel de los rivales de España, otro tanto de lo mismo: el solo hecho de que Serbia cuente con un superclase como Djokovic le confiere un gran estatus, Alemania fué capaz de llevarles al límite e Israel se ganó su rango tumbando a domicilio a Suecia y sorprendiendo a una superpotencia como Rusia. Y con respecto a los checos, si fueron capaces de ganar a rivales como Francia o Argentina (siempre dos de los favoritos) como locales, y a Croacia en tierra le endosaron un 1-4, da fe del alto nivel de esta Copa Davis 2009.
Y como clave suprema para conquistar esta competición se encuentra el buen rollo existente dentro del equipo español de tenis. Todos los tenistas se sienten importantes y son dirigidos por uno que vivió como ellos apenas una década atrás. Los Nadal, Verdasco, Ferrer, Robredo, Ferrero o López trabajan y juegan al tenis como un equipo y eso se acaba notando sobre la pista. Quizás lo único achacable sea lo poco interesantes que hacen las rondas, ya que ganando por resultados como 4-1 a Serbia e Israel o el 5-0 de la final a la República Checa pueden hacer pensar que se pasan de superiores, tendrían que rebajar un poco su nivel. Siendo esto una broma, dudo mucho de que lo hagan en ediciones posteriores.


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martes, 22 de diciembre de 2009

Resto top ten 2009

El tenis de hoy en día no posee un dominador claro. La tiranía en resultados excelentes y en Grand Slams que ostenta Roger Federer le convierten en el mejor tenista de la historia, pero el suizo también es terrenal y es capaz de ser batido algunas veces. Nadal es un portento, tanto físico como de clase, y los Djokovic, Murray y Del Potro son excelentes jugadores que dotan de muchas variantes a las posibilidades de cada torneo de tener un vencedor diferente. Aunque estos cinco sean los grandes referentes en la ATP, la salsa la aportan esos otros segundos que se encontrarían en un segundo nivel pero que en ocasiones también son capaces de dar sustos y hasta serios correctivos a los del 'Big Five'.

Por el top ten del 2009 han pasado muchos tenistas aunque a final de año el 6 era Davydenko, el 7 Roddick, el 8 Soderling, el 9 Verdasco y el 10 Tsonga. En algún momento del año ocuparon alguna posición entre el 7 y el 10 tenistas como el chileno González o el francés Simon, mientras que otros como el checo Stepanek, el francés Monfils o el croata Cilic a punto estuvieron de colarse en él en alguna fase de la temporada. Estar en el top ten de la ATP, además de otorgar ventajosas posiciones de cabeza de serie en los cuadros de juego de los distintos torneos, supone un cierto reconocimiento y respeto de los rivales que muchos tenistas no dudan en considerar aprovechables. Por no decir la atracción que supone para los patrocinadores, marcas de ropa sobre todo, y sponsors publicitarios.

Atendiendo al ranking ATP, el sexto del mundo a finales de 2009 ha sido el ruso Nikolay Davydenko (Severodontesk, 2-6-1981), un tenista de 28 años ya, profesional desde 1999, entrenado por su hermano Eduard e instalado entre los mejores desde 2005, contaba con un magnífico palmarés, donde a pesar de no aparecer ningún Grand Slam ya poseía dos Masters Series, el de Paris 2006 y Miami 2008. Acabó 2008 disputando la final de la Copa de Maestros ante el serbio Djokovic pero arrancó renqueante el año, no pasando de la segunda ronda en enero en Chennai y en febrero en Rotterdam a causa de dolencias en un pie. Decidió parar y recuperarse del todo para volver en abril en Montecarlo y este hecho le hizo afrontar con más frescura el resto del año, aspecto que se dejaría notar con bastante más claridad en la parte final del año. Esta falta de rodaje se esgrimió como razón para no ser convocado por Rusia para los cuartos de la Davis en julio en Israel, y los rusos perdieron sin paliativos por 4-1.

A pesar de tener que estar parado casi 4 meses, jugó muchos torneos en 2009, hasta 26, y obtuvo 5 títulos, los más significativos el Masters 1000 de Shanghai en octubre y la Copa Masters en noviembre. Su trayectoria este año ha sido bastante regular, porque a los triunfos en julio del ATP500 de Hamburgo y el ATP250 de Umag sobre tierra, y en septiembre del ATP250 de Kuala Lumpur, unió cuartos de final en Mónaco en abril, Roland Garros en junio y Canadá agosto cayendo ante el sueco Soderling (25º), sorpresón del torneo, en París, y ante el escocés Murray en los dos restantes. En Shanghai ganó con autoridad a Nadal (2º) y en la Copa de Maestros de Londres, tras dos victorias (ante Nadal y Soderling) y una derrota (el primer día contra Djokovic) en el 'Round Robin', en semis acabó mandando y ganando con autoridad en el tercer set al suizo Federer (1º) y en la final se merendó en dos sets cortos al argentino Juan Martín Del Potro (5º). Es considerado un tenista letal si tiene el día inspirado y a su tenis industrial de hacer siempre lo mismo con máxima efectividad, ha unido este año una mejoría indecible en su saque, todo lo cual conlleva que muchos tenistas no quieran tenerle muchas veces al otro lado de la red.

El 7 del mundo se llama Andy Roddick y nació (30-08-1982) en la capital del estado de Nebraska, Omaha, en Estados Unidos hace 27 años. Profesional desde el 2000, es junto a Federer el único tenista que siempre ha acabado el año entre los 10 mejores, lo que da una gran muestra de su tremenda regularidad año tras año. Gran sacador, tanto por su elevada velocidad como por la cantidad de 'aces' que realiza cada año, siempre se le acusó de jugar solo en pistas duras y rápidas de Norteamerica o en la hierba europea, denostando la tierra europea, cosa que éste año cambió, más que nada porque jugó más que otros años pero solo es destacable unos cuartos en el Masters 1000 de Madrid. Entrenado por Larry Stefanki, llegó a ser número 1 del mundo en 2003 y antes de 2009 ya poseía un Grand Slam en su bolsillo, el US Open de 2003 y 4 Masters Series. En 2008 destacaba su título de Dubai pero las lesiones habían mermado su asidua regularidad.

Y 2009 tampoco resultó ser una gran cosecha en cuanto a títulos, pero sí en cuanto a sensaciones. Jugó un total de 20 torneos, de los que solo se impuso en uno, en el ATP250 de Memphis en febrero ante el checo Radek Stepanek (19º) por un doble 7-5. Sin embargo, una de sus mejores actuaciones del año se vió en el Open de Australia: venía de caer en al final de Qatar ante Murray (4º) y en cuartos de Melbourne sorprendió al serbio Djokovic (3º) en un bonito duelo, pero en las semis cayó ante su auténtica bestia negra, el suizo Federer, a quien solo había derrotado en una ocasión de casi 20 partidos. En marzo ayudó a su país a batir a Suiza y ganó sus dos partidos contra Chiudinelli (341) y Wawrinka (16º) para que EE.UU ganase por 4-1. Con un paso discreto por la tierra batida europea, cae en octavos de Roland Garros ante el francés Gael Monfils (11º) en tres claros sets y pasa a centrarse en la hierba, donde en Queen's perseguía un quinto título pero se retira en semis ante Blake por lastimarse un tobillo cuando iban 4 iguales en el primer set.

El momento de gloria de Roddick lllegó en Wimbledon, cuando tras superar con solvencia en semis al favorito local, el escocés Andy Murray (3º), desplegó en una final a 5 sets contra el suizo Roger Federer (1º) un tenis de altos vuelos solamente solventado por un ajustado 16-14 por una conjunción de inercia vencedora del suizo y cansancio del estadounidense. Esta paliza le hizo renunciar a la Davis, donde en los cuartos de julio EE.UU perdió por 3-2 ante Croacia en la tierra balcánica. Andy más adelante disputaría la final del ATP500 de Washington ante Del Potro (6º) en agosto y volvería a perder con el argentino en semis de Montreal, para caer en octavos del US Open con otro gigantón saca-aces americano, John Isner (55º) y ceder el quinto lugar del ranking conquistado en Wimbledon al ganador del Abierto Estadounidense. Tras este torneo, los percances físicos marcaron su temporada y ni siquiera pudo recuperarse a tiempo de disputar el Masters de Londres.

Para el octavo puesto nos encontramos al que quizás puede considerarse como una de las sorpresas del año tenístico. Hablamos del sueco Robin Soderling (Tibro 14-8-1984), un jugador de 25 años que este 2009 se ha destapado como un 'incordio' tenístico cuando encontraba la inspiración. De gran estatura (1,93 m) y por tanto con un saque contundente en estado de gracia, es diestro y le entrena un mítico extenista sueco, Magnus Norman, desde este año, siendo profesional desde 2001. Hasta este año apenas pasaba por ser un jugador del montón que en contadas ocasiones planteaba algo de guerra a los buenos tenistas y solo poseía tres títulos menores (dos veces Lyon y uno en Milán, los tres indoors de alfombra), pero en 2009 ha jugado más torneos que ningún otro top ten, hasta 27, de los cuales solo se impuso en uno, en la tierra del ATP250 de Bastad en julio ante el argentino Juan Mónaco (61º).

Pero sus dos momentos álgidos esta temporada fueron dos: una en Roland Garros en junio cuando destrozó la imbatibilidad del español Rafa Nadal (1º) en tierra y sobre todo en el segundo Grand Slam del año, donde con un tenis pletórico de zambombazos se plantó en la final siendo solo batido por Federer, jugador que le ganaría en octavos de Wimbledon y cuartos del US Open; y el segundo en noviembre en la Copa Masters de Londres donde parecía imparable en el 'Round Robin' pero fué despertado de su sueño por Del Potro. Mucho antes, comenzó el año cayendo en segunda ronda ante el chipriota Marcos Baghdatis (97º) en cuatro maratonianos sets. No participó en la debacle sueca de marzo en casa ante Israel (2-3), mientras que en septiembre fué el artífice de dejar a su país en el Grupo Mundial al ganar los tres puntos posibles, sus dos individuales y el doble junto a Robert Lindstedt, frente a Rumanía (3-2). Demostró este ejercicio tener mucho tenis en su raqueta pero le falta aún mucha constancia en resultados para no ser flor de un año.

El 9 del mundo tiene nombre español, el segundo del top ten de la ATP hoy en día junto al balear Rafa Nadal. Fernando Verdasco (Madrid 15-11-1983) progresó este año de una manera bestial con respecto al tenista de otros años, y no solo en resultados grandes. Profesional desde 2001, asomó su figura al tenis de élite hacia 2003 y hasta el año pasado tan solo poseía dos títulos ATP, ambos sobre tierra, en 2004 en Valencia y en 2008 en Umag. Con una buena zurda, no lograba dar el salto de calidad que le llevara del top30 hacia adelante y destacab por ser usado por varios seleccionadores españoles como doblista en la Copa Davis. Precisamente en la final de dicho torneo, que España ganó en noviembre de 2008 en Argentina consiguió el madrileño el punto decisivo en 5 sets ante el 'Chucho' Acasuso y dió el 'click' necesario para despegar.
Pasó a entrenarse en Las Vegas con Gil Reyes, antiguó preparador de André Agassi, y adoptó una mentalidad ganadora que le dió bastantes buenos réditos desde el principio del año 2009. Ya en el primer torneo del año perdió la final del ATP250 de Brisbane ante el checo Radek Stepanek (26º) y en el Open de Austrlia fué la gran sensación del campeonato, eliminando con un tenis resolutivo a jugadores de la talla del escocés Andy Murray (4º), gran favorito del torneo, en octavos y al francés Jo-Wilfred Tsonga (7º), finalista un año antes, en cuartos. Solamente pudo pararle en 5 sets de enorme intensidad el número 1, Rafa Nadal. Estuvo febrero con pequeñas molestias y no participó en primera ronda de la Davis ante Serbia.
Comenzó después una serie de torneos, tanto Masters 1000 como algunos menores, donde demostraba una gran regularidad, llegando en casi todos ellos como mínimo a cuartos. Tanto en Roland Garros como en Wimbledon cae en octavos ante el ruso Nikolay Davydenko (11º) y el croata Ivo Karlovic (36º), respectivamente, y para los cuartos de la Davis, es requerido como jefe de filas ante Alemania en Marbella, disputando tanto el dobles como los dos individuales, con distinto signo: otorga el primer punto al vencer agonicamente en 5 sets a Andreas Beck (51º), también sube al marcador el 2-1 en el dobles junto a Feliciano López pero pierde el cuarto punto, de nuevo en 5 sets sin culminar la remontada ante el germano Philipp Kohlschreiber (29º), dejando la serie empate a 2 para que decidiera Juan Carlos Ferrero (37º) ante Beck, al que 'El mosquito' liquida por un triple 6-4, sin llegar a sufrir tanto como Verdasco el primer día.
El verano de Verdasco conoce varios altibajos, y en los Masters Series no consigue mantener la regularidad de principio de año, aunque una semana antes del US Open vence en el ATP 250 de New Haven ante el local Sam Querrey (23º). En el cuarto y último Grand Slam del año vuelve a recuperar un alto nivel y solo es batido en 4 duros sets por el serbio Novak Djokovic (4º). No es convocado por Albert Costa para medirse en semis de la Davis antes Israel en Murcia y en la gira asiática de finales de septiembre e inicios de octubre pierde la final de Kuala Lumpur ante Davydenko. En las semanas siguientes se afana en mantener su ranking para llegar a la Copa Masters de Londres, donde pierde sus tres duelos del 'Round Robin' ante Federer, Del Potro y Murray, aunque todos ellos a 3 sets y muy bien luchados.
Cierra el año, además de los 22 torneos jugados en 2009, ganando el tercer y decisivo punto de la final de la Davis ante la República Checa en Barcelona junto a su inseparable Feliciano López (47º) y contra el duo Stepanek-Berdych. Jugador muy constante, aún es capaz de lo mejor y de lo peor en un mismo encuentro: sin embargo, puede estar muy fallón durante muchas fases de un partido pero es capaz de revertir esa dinámica y jugar un excelso tenis, por lo que se le vislumbra bastante margen de mejora de cara a años venideros, solamente esperemos que no se repita con él el mismo caso que David Ferrer, que irrumpió fuertemente en los altos puestos pero que tras año y medio de codearse con la élite, bajo muchos enteros su tenis, dando muy de vez en cuando algún que otro destello. Respecto a Verdasco, cabe destacar que comenzó el año el 15 en el ranking de la ATP y que su progresión le llevó a rondar continuamente los puestos entre el 7 y el 12 todo el año, acabando finalmente como noveno del mundo.
Y cerrando los 10 primeros puestos del ranking ATP, nos encontramos a una de las no confirmaciones de las inmensas expectativas generadas en 2008 dentro del mundo del tenis. El galo Jo-Wilfred Tsonga (Le Mans 17-4-1985) es considerado en Francia un icono muy similar a lo que representa Nadal en España, se le presupone un carisma y calidad tenística bastante parecido a lo que destila el balear entre la hinchada española y su fuerte personalidad invitaba a creer en él a principios de año. Diestro cerrado, entrenado por Eric Winogradsky y profesional desde 2004 (en juniors era de los punteros), las lesiones no le dejaron obtener antes de 2008 ningún título. Pero el año pasado soprendió al mundo colándose en la final del Open de Australia, batiendo a tenistas como Murray, Gasquet o Nadal en semis, para caer en 4 sets ante Djokovic víctima de la presión. No pudo refrendar las expectativas creadas por varias lesiones y tras ganar en septiembre en Bangkok y en noviembre su primer Masters Series, el de Paris-Bercy ante Nalbandian, logra disputar su primera Copa de Maestros.
En cuartos de Australia es sorpendido por Verdasco, la sensación del torneo al igual que él mismo lo fuera hace un año, y en febrero encadena una racha de dos títulos consecutivos, los ATP250 de Johanesburgo y Marsella, que le confieren un buen estado de forma, el suficiente para ser el líder de su selección en primera ronda de la Davis ante la República Checa: la superficie ultra-rapida instalada por los checos no impide que 'Ali' Tsonga consiga imponerse en dus dos duelos ante Stepanek (18º) y Hernych (61º), pero el doble francés (Llodra-Gasquet) y Gilles Simon (8º) no consiguen aclimatarse a las condiciones checas y hacen inútil los dos puntos conseguidos por Tsonga.
LLegados a marzo, al repasar el resto de la temporada de Tsonga y analizando someramente sus resultados en los diversos Masters 1000 y Grand Slams del año, se denota cierto deambular errático, ya que no consigue imponer su tenis ante buenos tenistas pero a los que es también muy capaz de ganar: cae en octavos de Roland Garros ante Del Potro (5º), en dieciseisavos ante el croata Ivo Karlovic (36º) en uno de esos típicos partidos del gigantón balcánico (él nunca te romperá tu sauqe y el suyo es casi imposible de quebrar, por lo que muchos sets ante Karlovic se dilucidan por en el tie-break), y en el US Open en octavos ante el chileno Fernando González (11º).
En septiembre disputa y vence tanto los dos individuales como el dobles junto a Llodrá para vencer por 4-1 a Holanda por quedarse en el Grupo Mundial de la Davis y en su carrera por intentar meterse en la Copa de Maestros por segundo año consecutivo gana en octubre el ATP500 de Tokyo ante el ruso Mikhail Youzhny (49º), pero no logra desbancar a sus predecesores y cierra un muy discreto 2009 con la sensación de tener mucho potencial dentro pero con la duda de no saber plasmarlo en las canchas con la debida regularidad. Si acabó 2008 como 6 del mundo, el 10 que consiguió en 2009 puede considerarse un leve paso atrás.
Fuera ya del top ten pero con un nivel espectacular digno de ser miembro de él, nos topamos con el chileno Fernando González (Santiago de Chile, 29-7-1980), todo un atleta y si no miren su página web, de lo más recomendable. Profesional desde 1999 y con la derecha más letal del circuito cuando la caza ventajosamente, es considerado el segundo mejor tenista chileno de la historia, tras el que fuera número 1, Marcelo Ríos. A pesar de que posee tres medallas olímpicas (bronce en individuales y oro en dobles junto a Massú en Atenas 2004, y plata en individuales en Pekin 2008), vive peleado desde un tiempo a esta parte con la Federación de Tenis de su país y no disputó este año ninguna ronda de la Davis, ni en el 5-0 frente a Croacia en marzo ni en el 3-2 que dejó a Chile en el Grupo Mundial a costa de Austria.
Vivió su auge tenístico entre el final de la temporada 2006 y el inicio de la 2007, donde alcanzó su mejor ranking ATP, el 5º. Su momento de gloria fué la final del Open de Australia 2007 que le discutió al mismísimo Roger Federer y antes de 2008 ya atesoraba 8 títulos, a los que el año pasado añadió Muncih y Viña del Mar, en Chile, su único triunfo este 2009 en los 18 torneos disputados por 'Gonzo', otro de sus apodos. Aparte de las semis del Masters 1000 de Roma sobre tierra (eliminado por Nadal), su papel en los 4 Grand Slams resultó variopinta: octavos en Australia (Nadal), semis en Roland Garros (Soderling), octavos en Wimbledon (Ferrero) y cuartos en Estados Unidos (Nadal), siendo dos de estas derrotas y el loco partido contra el argentino Del Potro en octavos del Masters 1000 de Paris-Bercy de noviembre, tres de los momentos más memorables del 2009 que deberían guardarse en la retina de cualquier aficionado al tenis.

Contra Soderling en junio en las semis de la tierra de París porque el sueco iba lanzado hacia la final con 2 sets a favor y 'El bombardero de La Reina' equilibró el marcador para gozar de una ventaja de 4-1 a favor en el quinto set para acabar perdiendo por 6-4, con descentración incluida en una bola dudosa que el línea no cantó y que 'Mano de Piedra' borró con su trasero. Contra Nadal en cuartos de Nueva York porque estaba jugando un gran tenis hasta que la lluvia obligó a suspender hasta el día siguiente un duelo que estaba 7-6 y 2-1 para 'Gonzo' en el tie-break del segundo set, porque a la vuelta de este parón el chileno perdió de corrido hasta 6 bolas seguidas y encajó un incomprensible rosco en el tercer set, dado que en ningún momento se asemejó al jugador que era antes de la lluvia. Y ante Del Potro en octavos del Masters 1000 de Paris porque el chileno se retiró antes de comenzar el tercer set cuando el marcador reflejaba un set para cada uno solventado en los tie breaks después del desarrolló más cambiante de cada parcial: si el argentino dominaba 5-2 el primer set y dispuso de hasta 4 set points, el primer parcial lo ganó el chileno, y cuando éste dispuso de hasta 7 pelotas de partido, el argentinó los salvó todas y se anotó la muerte súbita. Increíble compendió de como en el tenis un partido cambia de dueño a cada punto.
Fernando Gonázalez es, sin duda, el mayor ejemplo de profesionalidad en el tenis actual -salvando las distancias con Roger Federer-, ya que rondando la treintena mantiene un impresionante vigor tenístico y seguramente en 2010 nos seguirá deleitando con momentos, partidazos y puntazos memorables.
Para terminar, tendríamos que mencionar a otro de los estancamientos tenísticos en este 2009. El francés Gilles Simon (Niza, 27-12-1984) terminó el curso 2008 como 7 del mundo y con excelentes sensaciones pero en 2009 acaba como el 15, habiendo disputado hasta 27 torneos y ganando solo uno, el ATP250 de Bangkok en septiembre ante el serbio Viktor Troicki (32º). Entrenado por Thierry Tulasne, es un hábil jugador que parece defensivo ya que pelea y devuelve toda las bolas pero atesora la habilidad de dar súbitos zarpazos. Profesional desde 2002, no alcanzó los éxitos hasta 2007, donde se impsuo en Bucarest y Marsella. La temporada de su eclosión, en 2008, ganó en Casablanca, Indianapolis y de nuevo en Bucarest e hizo final en el Masters Series de Madrid batiendo en semis a Nadal con la misma medicina del balear y cayendo solamente con el enrachado Murray.
Las perspectivas para 2009 eran altas y los cuartos firmados en el Open de Australia solamente cediendo contra Rafa Nadal (1º) en tres sets, dos de ellos a 7-5, tras batir entre otros a Mario Ancic o Gael Monfils, ratificaban esas impresiones. Pero la moral de Simon quedó destrozada al perder en marzo los dos individuales que disputó como líder de Francia ante la República Checa a domicilio: ante Berdych cayó en 4 sets y ante Stepanek en 3, dejando una imagen de impotencia preocupante. No volvió a recuperarse de este batacazo y en sus próximos torneos apenas atisba las rondas finales. En Roland Garros cae prematuramente en tercera ronda ante el rumano Victor Hanescu (33º), a quien después batiría en el siguiente Grand Slam, mientras que en Wimbledon y US Open caería ante el español Juan Carlos Ferrero (70º en hierba y 25 en cemento), en octavos en Londres y en dieciseisvaos en Nueva York.
Estos malos resultados hacen que no sea llamado para defender a Francia contra Holanda en septiembre en la lucha por quedarse en el Grupo Mundial y a pesar de que cierra el año ganando en Bangkok, la desilusión es la sensación que predomina en su balance de 2009. No obstante, por todo lo demostrado en la segunda parte de 2008 y hasta amrzo de 2009, unido a su juventud, hacen preveer un relativamente prometedor 2010.

Como conclusión se podría aludir que este 2009 que está a punto de concluir apenas ha dejado grandes revelaciones o sorpesivas apariciones de nuevos tenistas. Asi como en 2008 la irrupción de tenistas como Andy Murray, Juan Martín Del Potro, Gilles Simon o Jo-Wilfried Tsonga fué significativa y en este 2009 los dos primeros se han consagrado en la élite mientras que a los otros dos les ha faltado confirmar aquellas buenas sensaciones, las novedades de 2009 se pueden resumir en un par a lo sumo: por un lado el sueco Robin Soderling, que pasó de ser el 25 al 8, y por otro el español Fernando Verdasco, que si bien acabó 2008 como el 16, su puesto natural y más asiduo ese rondó el lugar 30, por lo que su noveno puesto de finales de 2009 se considera un gran salto.

Otro salto de calidad la dió el checo Radek Stepanek, animado por realizar un buen papel en el Masters de Shanghai 2008 cuando acudió como primer reserva siendo el 26 del mundo y hubo de medirse al suizo Federer por lesión de Roddick. Ese se puede considerar su punto de salida en 2009 pero el espectacular papel realizado por su país en la Davis, donde gracias a su contribución la República Checa apeó a países como Francia, Argentina o Croacia, para solo caer con España, le coloca como el 12 del mundo a día de hoy. Y finalmente, otro de los saltos de calidad más esperados fué el del croata Marin Cilic (14º), que con dos torneos y buenas actuaciones como los cuartos de final del US Open, habiendo ganado a Murray, transmite buenas sensaciones para 2010.


lunes, 21 de diciembre de 2009

Del Potro 2009

Es el tenista más joven de los que ocupan los diez primeros puestos del circuito tenístico de hoy en día y dada su procedencia, Argentina, un jugador poco convencional. Nacido en Tandil (23-09-1988), su gran estatura (1,98m) le confiere unas dotes espectaculares para los servicios planos pero a diferencia de muchos jugadores argentinos, destaca sobremanera en pistas duras y rápidas más que en tierra batida, y en donde no se entera ni por donde le sopla el viento es en la hierba, pero aún dispone de un enorme margen de mejora.

Resultó ser una de las sorpresas agradables de la segunda mitad del 2008 -entrando finalmente en el top10-, donde encadenó allá por julio y agosto 4 títulos consecutivos, apuntándose Tokyo ya en octubre, pero acabó el año pagando la novatada en el Masters de Shanghai y enfadado con todo el mundo al ser uno de los artífices de la derrota de Argentina en la final de la Copa Davis contra España. Pero comenzaba el año con unas expectativas tremendas y a las primeras de cambio dió más razones para que en el país de los gauchos la hinchada hiciera transbordo de ídolo o por lo menos de tenista predilecto. Diestro del todo, con un sólido juego desde el fondo de la cancha, de donde no rehuye los peloteos a no ser que esté cansado, y con un revés a dos manos tan suave como efectivo, tiene como entrenador a Franco Davin, quien le guía desde que el tandilense pasara a profesionales en 2005.

Con estas premisas, se plantaba la segunda semana de enero en el ATP250 de Auckland, la capital financiera de Nueva Zelanda siendo número 9 del mundo. Arrancaba el año contra el letón Ernest Gulbis (51º), denominado por muchos como un futuro crack en esto del tenis -algo que de Juan Martín no se dijo, solo que se le vislumbraban maneras, y ya ven-, y el argentino hubo de remontar un set adverso y un segundo parcial con cierto cariz a peligro, pero cuando desgastó a su contrincante, un casi rosco le llevó al triunfo. Contra el serbio Viktor Troicki (53º) no encontró tanta oposición y en dos rápidos sets se plantó en semis, donde el sueco Robin Soderling le aguantó lo justo para caer en dos sets por dos breaks de diferencia, lo mismo que le pasaría al estadounidense Sam Querrey (36º), que por más de sacar brutalmente rápido en ocasiones, veía que con un doble 6-4 se le escapaba su primer torneo serio.

A pesar de que en la final de la Davis perdida en noviembre, la prensa argentina acabó enfadada y peleándose con los componentes de la albiceleste, el hecho de que tanto Nalbandian como Delpo ganaran la misma semana, uno en Sydney y el otro en Auckland, hizo que las perspectivas para el inminente primer Grand Slam del año fueran desorbitadas para un novato como Juan Martín en estas lides. Aunque no lo pusieran de favorito claro, sí que se le exigían unos cuartos convincentes o unas semis en el mejor de los casos. En su único Grand Slam con opciones, el US Open de 2008, cayó en 5 sets ante Andy Murray tras úna racha de 23 victorias, y por tanto, quizás parecía exagerada la carga con la que la prensa argentina le hacía partir. Hubo de enfrentarse en primera ronda al germano Mischa Zverev (81º) y su rendimiento fue muy aceptable, no dando opciones, como tampoco se los daría a otro alemán en segunda ronda, Florian Mayer (450º), a pesar de que este jugador proveniente de la fase previa pelease en un segundo set largo.

En el limbo de meterse en la ansiada segunda semana de competición de un grande, Delpo tuvo que enfrentarse en tercera ronda al luxemburgués Gilles Muller (87º), un arquetipo de jugador batallador, de esos que pelea cada pelota a muerte y cada set hasta la extenuación, como refleja el hecho de que todos sus partidos son con tanteos altos, únicamente pierde los sets por pocos juegos de diferencia, lo que denota tanto su dificultad para imponerse pero también su espíritu
aguerrido. Y las cosas se pusieron aún más límites para Del Potro cuando el luxemburgués se apuntó al tie-break el primer set. El partido siguió trabado pero el argentino lo remontó con dos sets largos y uno mediano, por 7-5, 6-3 y 7-5, con lo que respiraba por zambullirse ya en octavos. A la espera de saber si le tocaba el español David Ferrer (12º), en franca caída libre tras ser 4 del mundo y declarar en agosto de 2008 que era el primero de los tenistas humanos, o el croata Marin Cilic (20º), un tenista de su generación y con un torneo conquistado ya este año, el argentino miró de reojo su lado del cuadro, y no le gustaba nada ver que podía enfrentarse a Federer en cuartos. Y su presentimiento se hizo realidad volviendo a remontar a 4 sets un partido que comenzó perdiendo con un set largo pero que solventó con un set mediano y dos cortos gracias al tenis que dejaría ver con cuentagotas en 2009. Pero el desgaste de octavos le dejó vacío de tenis y fuerzas porque ante el número 1 tan solo se apuntó los 3 primeros juegos del primer set, para después llevarse dos roscos. Y para colmo Roger le felicita al final por su buen juego a lo largo del torneo, a lo que el propio Delpo admitió jocosamente que le entraron ganas de matarlo.

A diferencia de la mayoría de sus compatriotas, optó por no quebrar el ritmo adquirido en pista dura de cara a la gira norteamericana de marzo en ese tipo de pistas y declinó pasarse a la tierra batida de febrero. Pero sí fué fiel a su continente y tenía previsto acudir a los ATP250 de San José, Menphis y Delray Beach, de los que solo jugó en los dos primeros, firmando dos cuartos, que le convencieron de descansar y preparar los Masters 1000 de marzo entrenando más que jugando. En ambos torneos cayó contra el tenista que después sería finalista pero que no se llevaría el título. Sintomático.

En San Jose batió al italiano Andrea Stoppini (209º y proveniente de la previa) en dos ajustadísimos tie-breaks, y a la joven promesa nipona (más por ganas de la ATP de abrirse a mercados exóticos que por méritos reales) Kei Nishikori (56º) en dos sets cortitos, antes de claudicar estrepitosamente contra el 'yankee' Mardy Fish (24º), no habiendo ensamblado en ningún momento su tenis real. Una semana más tarde, en la tierra de Elvis Presley, en Memphis, repitió la historia meridianamente: derrotó bien a su compatriota Guillermo Cañas (69º), a pesar de que éste provocase un tie-break en el segundo parcial, y aún con más facilidad a su primer rival del año, el letón Ernest Gulbis (42º). A la hora de enfrentarse al checo Radek Stepanek (19º), ganador ya en 2009 en Brsibane en enero y en San José la semana antes, se atascó hasta el punto de no rematar en los momentos claves en el tie-break perdido del primer set y en el set mediano del segundo parcial donde desde la mitad del mismo ya se sabía derrotado.

El propio Del Potro denegó la invitación de su país para jugar contra Holanda en primera ronda de la Davis, y el 5-0 endosado a los tulipanes, atemperó un pco los ánimos contra él. La gira entre California y Miami iba a ocupar prácticamente todo marzo, y para Juan Martín iban a ser los torneos que le darían confianza o le sumergerían en un mar de dudas. Porque no hay nada peor que la progresión de un joven tenista se estanque con una sucesión de malos resultados y un tenis racano. Pero afortunadamente este no fué el caso de Delpo. En Indian Wells comenzó dubitativo contra el local Ryan Sweeting (178º), quien a pesar de proceder de la previa, fue capaz de atosigarle e incluso anotarse el primer set en el tie-break, pero que a continuación vió como Delpo sentenciaba con dos cómodos sets. El tenis del austríaco Jurgen Melzer (31º), más basado en conceptos del dobles, le causó bastantes más quebraderos de cabeza, hasta el punto de quedarse fuera en el tie-break del tercer set. Parecía un festival de desempates lo de Juan Martín en el desierto californiano, ya que hubo de disputar y ganar milagrosamente diría yo otros dos ante el bombardero estadounidense John Isner (126º) en octavos, y llegó a cuartos contra Nadal (1º) tan vacío que no opuso apenas resistencia digna en dos sets cortos.

De la costa oeste enfilaba hacia la del este y en la misma Florida empezó en primera ronda batiendo sin miramientos consecutivamente a su compatriota Martín Vasallo Arguello (47º) primero, al serbio Janko Tipsarevic (65º) después y al español David Ferrer (14º) finalmente, a los tres en dos comdodísimos, cortos y sobresalientes sets. Pero la parada de cuartos de Miami presentaba el mayor de los escollos que podría encontrarse en pleno mes de marzo, un Nadal que ya le había ganado con claridad en el torneo anterior y que tras el Open de Australia e Indian Wells -el mismo recorrido que Novak Djokovic en 2008- circulaba por las pistas del mundo entero con aura de invencibilidad inquietante para sus rivales. Cierto que Murray ya le había derrotado en la final de Rotterdam en febrero, pero allí Rafa acabó lesionado, y cierto que el propio Nadal cifró en Miami el comienzo de su mal juego que después derivaría en lesión en la tierra europea, pero el 6-4, 3-6 y 7-6 endosado por Delpo al español no pierde ningún mérito porque el argentino supo dominar los momentos claves del partido con estigma de ganador ambicioso. Pero en semis caludicaría quizás ante el único jugador del circuito con el que no simpatiza, el británico Andy Murray (4º), quien le ganó por físico en tres sets, el más disputado un segundo largo que se apuntó Delpo pero que se hundió en el tercero.

Aunque los propios tenistas no otorguen mucha importancia a su ubicación en el ranking ATP, ya que estiman que lo importante es el nivel de juego y que un puesto no otorga victorias, que un tenista se encuentre en un puesto más avanzado o más retrasado da una ligera idea de su poder tenístico. Del Potro acabó el 2008 en novena posición y al comienzo de este año, con su victoria en Auckland y sus cuartos de Australia se puso el 7. Un regular mes de febrero le hizo poneser sexto y salió de Miami ya en quinta posición, una quinta plaza que perdería en favor de Andy Roddick en la temporada de hierba pero que recuperaría en agosto en su superficie fetiche, la rápida americana.

A pesar de no ganar ningún título más, las sensaciones del argentino habían sido buenas en Estados Unidos y la presión por hacerlo bien en tierra se convirtió más en un reto que en una obligación. Con el espíritu de mejorar pero sin llegar a competir en torneos menores -como si lo hicera en otras superficies-, Juan Martín acudió a orillas de la Costa Azul para probarse en el
Masters 1000 de Montecarlo pero solamente pudo apuntarse un set en primera ronda, donde el croata Ivan Ljubicic (66º), al que solamente pudo parar Nadal en cuartos, lo batió con la autoridad que refleja un marcador de 4-6, 6-1 y 6-4. Dos semanas más tarde, en Roma llegó hasta los cuartos, apeando siempre en tres reñidos sets y con dificultad al serbio Viktor Troicki (40º) y al suizo Stanislas Wawrinka (12º), antes de claudicar ante el serbio Novak Djokovic (3º) por 6-3 y 6-4 en un duelo de aspirantes a todos que el serbio supo dominar por galones.

Otras dos semanas más de descanso, y en el Masters 1000 de Madrid, Delpo firmó una actuación excelente, logrando por fin una victoria especial para él: al cuarto intento derrotaría al escocés Andy Murray en cuartos. Pero antes hubo de desembarazarse sin problemas -y también porque se retiró- del checo Tomas Berdych (22º) y de nuevo con infinidad de apuros del suizo Stanislas Wawrinka (18º), muy efectivo toda su carrera sobre arcilla. Y en cuartos llegó la gran revancha de Juan Martín, pues doblegó por 7-6 y 6-3 en un partido soberbio a un jugador que casi dos meses antes le había desquiciado en Miami. Pero en semis el suizo Roger Federer (2º), que venía de pasarlas canutas para ganar a Roddick (6º) le ganaría bien, sin paliativos, y dejó al argentino con la mosca detrás de la oreja y pensativo: siempre que superaba a un gran rival en partidos largos y ajustados, al siguiente 'match' llegaba vacío y lo liquidaban con demsaiada soltura. Ya le había ocurrido con Cilic y Federer en Australia, con Nadal y Murray en Miami o con Wawrinka y Djokovic en Roma, y le volvía a suceder con Murray y Federer en Madrid.

Con esta y otra serie de preocupaciones, Delpo se presentó en París dispuesto a dar algo de guerra. Atrás quedaban los años en los que era un desconocido y le podían tocar grandes jugadores en primera ronda, ante los que caía sin remisión. Ahora era él un tenista de los buenos, pero aún no se había asentado y como omnipresentes solo se seguía hablando del 'Big Four'. No obstante, por segundo torneo grande consecutivo, volvería a firmar unas semis y en el segundo Grand Slam del año mejoraba una ronda más, de cuartos de Australia pasar a semis en Roland Garros daban buena fe de que Delpo podría asentarse tranquilamente entre el top ten de la ATP. Su andadura comenzó ante el local Michael Llodra (78º), buen doblista y a ratos buen 'single'. Fueron 3 sencillos y rápidos sets para el tandilense, como suele ser costumbre en las primeras rondas de los Grand Slams para los favoritos. El serbio Viktor Troicki (32º) y el ruso Igor Andreev (27º) tampoco incordiaron más allá de tres sets, dos cortos y uno largo cada uno pero con una sensación de poderío abismal por parte del argentino.

Pero el primer gran escollo llegaría en octavos, allí donde le esperaba el francés Jo-Wilfried Tsonga (9º), uno de los ídolos locales y que había tenido un camino fácil hasta esa ronda. Se habían enfrentado dos veces en profesionales, ambas con victorias de Delpo: en primera ronda de New Haven 2007, cuando aún ninguno de los dos había despuntado, y en la Copa de Maestros del año pasado, dilucidado en dos tie-breaks y dos sets de vértigo. El público evidentemente estaría en contra del gaucho y esa presión le daba un plus a su victoria y a su tenis: fueron 4 sets pero la superioridad de Delpo fue manifiesta en gran parte, como evidencian los casi roscos del primer y tercer set, y que el francés se diluyera al anotarse con merecimiento el segundo parcial al tie-break. Un paso de gigante dado y en cuartos el gerundense Tommy Robredo no acertó ni con la estrategia ni con las bolas para ceder en tres comodísimos y cortos sets. En semis el torneo ya vivía con la ilusión de ver a un Federer campeón, de ahí que su enfrentamiento contra Del Potro adquiriera la dimensión y repercusión que tuvo: todo el mundo, hasta el propio argentino, se alegraría por un triunfo suizo y el resultado fue un emocionantísimo partido a 5 sets, con remontada incluida. Cuando al terminar el tercer set el marcador reflejaba un claro 6-3, 6-7 y 6-2 para el argentino, el campeón suizo sacó a relucir todo su arsenal de golpes y con un casi rosco en el cuarto set y un convincente 6-4 después de varios breaks y contrabreaks de dos ases del tenis.

El renombre alcanzado hasta ahora resultaba a todas luces impresionante y el nombre de Del Potro se empezaba a tener en cuenta, con lo que ya pocos discutían que no fuera el típico tenista inmerso en una buena racha que pronto se desinflaría, sino que ya estaba dando destellos de lo que era capaz y dejaba patente que habría que acostumbrarse a verle mucho tiempo en lo más alto del tenis. Pero la complacencia por los buenos resultados cosechados siempre pasa factura en el mundo del tenis a aquellos jugadores que miran más lo hecho en el pasado que lo que queda por hacer en el futuro y el paso de Delpo por el 'pasto' que los sudamericanos denominan a la hierba tuvo algo de chocante. Argentina nunca se había caracterizado por ser una nación que
crease tenistas con un buen juego en hierba, quizás solo destacaría la final de Wimbeldom 2002 de Nalbandian, el resto siempre fueron jugadores de tierra y decentes en las otras dos pistas,
en las duras del inicio (enero-marzo) y en las rápidas (agosto al ire libre, septiembre-noviembre) del final de cada ejercicio.

Visto el nivel que desplegaría en la segunda parte del año, es tan paradójico como hasta cierto
punto tranquilizador lo que Juan Martín hizo en junio en Wimbledon: solo ganó en primera ronda al francés Arnaud Clement (53º) muy fácil pero tropezó ante el australiano (56º) por 6-3, 7-5 y 7-5, un antiguo ex número uno campeón de este mismo torneo en 2002 y vencedor de Queen's en infinidad de ocasiones. Aunque no hubiese jugado ningún torneo preparatorio antes de Londres, el haber estado tan cerca en los sets de su consecución, la progresiva vuelta del australiano al primer nivel y la marcha de éste a lo largo del torneo -solo le pudo parar en cuartos Roddick y en 5 sets-, dejaron a Juan Martín un regusto no tan amargo como se pudiera pensar si alguien desde fuera viera que solo jugó un torneo en hierba y cayó en segunda ronda ante un rival por encima del puesto 50 en el ranking.

Tras este breve paso por la hierba, en la que no debería extrañarnos nada que tuviera su mente más puesta en los cuartos de la Davis que su país debía jugar en la República Checa, la superficie ultrarápida y bajo vote de las pelotas propuesto por los centroeuropeos apenas dejó tiempo para la aclimatación de Juan Martín. Los argentinos fueron eliminados por 3-2 y los dos puntos de los sudamericanos los consiguió Delpo en sus dos individuales, pero no obtuvo respaldo ni del dobles Acasuso-Mayer ni de Juan Mónaco (62º), quien perdió sus dos enfrentamientos, el quinto y decisivo contra Stepanek (21º). En la ronda anterior los checos ya habían apeado a Francia, uno de los gallitos, y en su casa volvieron a demostrar que Tsonga, Simon y compañía no habían caído en marzo por casualidad. Juan Martín ganó con solvencia sus dos duelos en tres sets cortos y cómodos ante Ivo Minar (64º) el primer día (el segundo punto) y ante Tomas Berdych (20º) endosándole un triple 6-4. La ausencia de otro 'single' de más jerarquía, con Nalbandian operado de la cadera desde mayo y fuera de las pistas para seis meses, se hizo notar entre los seguidores albicelestes, que una vez más apoyaron en masa a su equipo pero que se llevaron uno más de los innumerables chascos con los que Argentina tiene repleto su historial en la Copa Davis.

Esta eliminación no debiera ser atribuible a Del Potro, pero la elección de su siguiente calendario sorprendió a muchos, ya que también resultaba curioso que en julio declinase acudir a defender las victorias y puntos logrados un año antes en Indianapolis y Los Angeles -el torneo de Kitzbühel conquistado en julio de 2008 este año se jugó una semana antes que Roland Garros, en mayo-, aunque antes de los Masters 1000 de agosto sí que defendió triunfalmente su título en el ATP500 de Washington: el taiwanés Yen-Hsun Lu (62º), que tenía como muescas más relevantes haber sorprendido a Murray en las olimpiadas un año antes y a Nalbandian en Australia este mismo año, llevó a nuestro héroe hasta los tres sets pero finalmente se plegó; la misma película hubo de vivir Delpo ante el australiano Leyton Hewitt (42º), suspense final incluido en el tie-break del tercer set, pero el idilio del argentino con esta temporada y este torneo le obsequiaron con el pase. El sueco Robin Soderling (12º) no se presentó a su aprtido de cuartos y este descanso hizo que Juan Martín arrancase más fresco un duelo de semis ante el chileno Fernando González (11º) pero que s ele complicó en demasía hasta enderezarlo en el tie-break del primer set. En la final Delpo batía casi milagrosamente, porque la dinámica ganadora casi siempre estuvo del lado del rival, al estadounidense Andy Roddick (5º), por 3-6, 7-5 y 7-6, ante quien también se jugaba el acosar o no su estatus en el ranking mundial.

La antesala del US Open pintaba bien pero los dos siguientes Masters 1000 le darían al tandilense su verdadera medida a estas alturas del año. Muchas otras grandes promesas y revelaciones del tenis, después de su primera campaña de asomarse a la élite, no se habían apuntado su primer Grand Slam en su segundo ejercicio entre los grandes, ni siquiera en la tercera. Y Juan Martín solo estaba aún en lo que se pudiera considerar su primer año y medio en las alturas del tenis mundial. Demostró en el Masters 1000 de Canadá que se encontraba en buena forma, tanto es así que llegó hasta la final, dejando en el camino a tenistas como el checo Jan Hernych (86º) fácilmente en dos cortos sets y al rumano Victor Hanescu (32º) con más apuros en tres sets medianos, antes de que en cuartos maniatara al español Rafa Nadal (2º) por 7-6 y 6-1, para acto seguido en semis volver a pelearse de nuevo con Roddick (5º) a 3 apasionantes sets. Y en la final se vió uno de los mejores espectáculos tenísticos del año, cuando ante el escocés Andy Murray (3º) jugó dos sets, dilucidados al tie-break uno para cada uno, de tenis alucinantes, antes de que una molestia de espalda le mermara y cediera por 6-1 .

Este incidente, que horas más adelante derivaría en lesión de espalda, le hizo renunciar al Masters 1000 de Cincinnati, donde cedió su plaza al francés Julien Bnneteau (55º), y éste lo aprovecho para llegar hasta cuartos. Franco Davin le aconsejó descansar sin acudir a Cincinnati para recuperarse de cara al US Open y quizás no haber disputado este Masters 1000 le hacía no aparecer entre los candidatos a algo sonado en Nueva York. Fuera como fuere, Juan Martín sentía una gran devoción por este campeonato y como explicaría en la rueda de prensa posterior a su épico triunfo, desde pequeño soñó con triunfar en las canchas neoyorquinas.

Su camino en Flushing Meadows iba a comenzar frente a su compatriota Juan Mónaco (41º), a quien no dió opción de nada y lo apabulló en tres sencillos sets. Contra el austríaco Jurgen Melzer (38º) también disputó 3 sets, pero de distinto calado: sufrir hasta llevarse el primero en el tie-break y mantener a ralla a su contrincante en los dos restantes. Otro austríaco, Daniel Koellerer (62º) le robaría un parcial, el segundo, pero Delpo se mostró bastante más ambicioso que una ronda anterior y ganó en sensaciones positivas, además de ir acoplando su tenis.

El español Juan Carlos Ferrero (25º) iba a ser su próximo rival pero con solo decir que el argentino siguió su andadura con un triple 6-3, queda claro que de rival tuvo poco el levantino, no porque no quisiera o no mostrara suficientes armas, sino porque el tandilense empezaba a encontrar un juego sublime de 'drives', 'slides', 'aces', dejadas, voleas y todo lo que un excelente repertorio de tenis ha de poseer. Juan Martín estaba ansioso por volver a repetir en cuartos el duelo de un año antes Murray pero el croata Marin Cilic (17º) dió una de las campanadas del torneo y batió sin paliativos al por aquella semana 2 del mundo. El duelo entre dos jóvenes aunque tenísticamente monstruosos tenistas fué brillante, pero resultó significativo que tras empezar mandón en el primer parcial, los nervios del croata por estar haciendo algo grande le pasaran factura, dando paso a 3 sets de magnífico recital del argentino.

Quedaban dos partidos para la gloria y en ellos esperaban los mejores tenistas posibles: en semis un Nadal (3º) que venía exhibiendo un nivel muy parecido al de sus mejores actuaciones y en la final o un magnífico Djokovic (4º) o un sublime Federer (1º). Era el escenario perfecto de todo buena ficionado al tenis, pero para los artistas resultaban días de una presión extraordinaria. El buen jugador se toma estos duelos como retos para demostrar su estatus y no como un suplicio a solventar de la mejor manera posible. Y Delpo se afanó contra Nadal tan contundentemente que hasta soltaba reveses tan impresionantemente efectivos o hasta incluso mejores que sus derechazos planos de arriba a abajo, un tipo de juego que llevó a Nadal a ni siquiera discutir el tenis de su oponente, quien con un triple 6-2 anunciaba una sólida candidatura para el día de la final. Una final que por culpa de la lluvia no se disputó en domingo -día de las dos semis- sino en lunes, una jornada atípica que propició un campeón novel: Roger Federer pocas veces pudo alegrarse mínimamente de perder una final de Grand Slam a 5 sets y esta sensación le inundó todo su interior al verse a él mismo en Delpo, ya que le recordaba como conquistó su primer titulazo gracias a la manera de ganar con un tenis de ataque. El ver caer al gran campeonísimo ante un descarado joven le otorgó a esta final una relevancia espectacular y se acuñó el concepto de 'Big Five' que colocaba a Del Potro a la misma altura tenística que Federer, Nadal, Murray y Djokovic.

Un septiembre glorioso para el tandilense trajo unos meses de asimilación de su nuevo estatus en la ATP. Eliminada Argentina en cuartos de la Davis en julio, en septiembre no debía Delpo disputar ninguna eliminatoria, ni de semis ni de permanencia en el Grupo Mundial, hecho éste que le liberó de tensión y le permitió dosificar mejor el tramo final del año. Había reconquistado el quinto lugar del ranking -aventurarse a por el 4 de Djokovic aún quedaba tan lejos como el 6 de Roddick, a quien sus percances físicos de este final de año le privaron de jugar con regularidad- y se imponía una reflexión para encontrar retos que pudieran motivarle: vista la mala experiencia que se lelvó de la Copa de Maestros de Shanghai del 2008, centró su punto de mira en Londres y el Masters Final Cup que allí se iba a celebrar.

Antes, dosificó mucho sus apariciones, hasta el punto de minimizar su paso por la gira asiática de octubre, donde no compareció ni en Bangkok o Kuala Lumpur y antes que Pekín eligió Tokyo, torneo éste último que ganara en 2008. Pero ante todo pronóstico tropezó en su vuelta a las canchas tras la gloria que conoció en Nueva York y frente al francés Edouard Roger-Vasselin (189º) se sintió pesado y lento, lo suficiente para perder por un doble 6-4. Y en el Masters 1000 de Shanghai cayó en su debut ante el austríaco Jurgen Melzer (43º), jugador al que ya había derrotado sin paliativos en segunda ronda del US Open de este año. Cuando perdía por 7-5 y 2-1 abandonó por notar seriamente dañada una muñeca y veía comprometido su sprint final del año.

Los percances físicos iban a marcar y mermar su tenis antes del Masters Final, aunque no tanto como para impedirle jugar como lo estaba Roddick, totalmente parado. Parecía que su cupo de lesiones estaba superada cuando arribó a París-Bercy y en su primer partido le tocó todo un regalazo: tenía que jugar contra el ruso Marat Safin (65º), una auténtica leyenda en esto del tenis, quien estaba jugando su torneo de despedida y podía ser éste su último partido. El moscovita luchó lo indecible, hasta el punto de equilibrar el 6-4 en contra del primer set con un convincente 7-5. Pero Juan Martín estaba en la cancha para darle un digno final a la carrera de Marat y con profesionalidad le derrotó por otro 6-4.
En la ceremonia de despedida se sentó junto al ruso en su banco, lo abrazó y le cedió todos sus aplausos. Una ronda más allá, apeó al chileno Fernando González (11º), quien apuraba sus mínimas opciones de entrar en el Masters, en el partido más cambiante que se hubiera visto en mucho tiempo: cuando el de Tandil avasallaba en el primer set con un 5-2, desperdició hasta 4 bolas de set y el 'Bombardero de la Reina' consiguió igualar la contienda para llevarlo al tie-break y en un acto de fe apuntárselo. Y cuando en el segundo set la victoria estuvo siempre cerca del chileno, Delpo logró anular hasta 7 'match-points' para increíblemente anotarse el set en el tie-break. Fueron más de dos horas de intensa lucha que agotaron mentalmente a 'Mano de Piedra' como para seguir batallando y éste optó por la retirada. Pero el mismo camino tendría que tomar Juan Martín en cuartos del Masters 1000 de París-Bercy cuando perdía por 4-0 contra el checo Radek Stepanek (14º) por unos abdominales cargadísimos.

Tantas incidencias físicas pintaban mal, muy mal para lograr, mínimo, desarrollar su tenis más allá de dos partidos seguidos, que parecían ser el límite de Delpo los últimos dos meses. LLegaba a Londres con la vitola de ser uno de los cinco grandes y tras la maña experiencia de 2008, a donde llegó mermado físicamente y tras perder con Djokovic y Davydenko, ganaba a Tsonga, pero caía eliminado y llegaba tocado a la final de la Davis con Argentina, que en mi opinión se perdió por no ganar Delpo el segundo punto contra Feliciano López. Pero para esta edición de la Copa de Maestros le tocó en su grupo a Andy Murray (4º), Fernando Verdasco (8º) y Roger Federer (1º). El tenis del argentino no resultó ser tan elástico y efectivo como en otras fases del año y aunque se clasificó para semis con una primera derrota ante Murray -en muchas fases jugó sin convicción y si apuró los tres sets fue más por demérito del escocés- y dos victorias sin brillantez ante Verdasco -pudiendo caer eliminado en el tie-break del tercer set- y un ya clasificado Federer -ante quien mejoró un poco su cara hasta llegar a pasar por un solo juego de ventaja sobre Murray-, para nada transmitía buenas vibraciones tras su paso por el 'Round Robin'.

Pero lo que contaba era que ya se hallaba en semis y le esperaba la relevación del torneo, el sueco Robin Soderling (9º), un tipo extraño que venía desplegando un tenis de quilates y que ya había despachado en dos sets contundentes a Nadal y Djokovic en su grupo. Y en esta linea siguió el finalista de Rolad Garros'09 ya que se apuntó merecidamente el primer set al tie-break no dejando hacer más de un tanto a su rival en esa muerte súbita; Delpo reaccionó en el segundo y consiguió quitarle el mando del partido al sueco para llevarlo al tercer set y una vez allí jugárselo ambos en el tie-break: el tandilense se acordaba del repaso que le dió Robin en el primer set (7-1) y se enchufó desde el principio para devolverle la moneda al resto y dejándole en tres tantos. Juan Martín se encontraba a solo un paso de cerrar una magnífica temporada, porque añadir al US Open el ser Maestro, era impensable allá por enero, pero ese paso se llamaba Nikolay Davydenko (7º), un superclase que sí venía de desesperar hasta al mismísimo Federer, señal de que estaba en racha, y un Nikolay enrachado es sinónimo de aplastamiento tenístico: 6-3 y 6-4 en contra de un Delpo que en ningún momento pudo encadenar varios buenos golpes como para discutirle el partido al ruso.
Con un total de 22 torneos jugados y 3 títulos, el ATP250 de Auckland (Nueva Zelanda) en enero, el ATP500 de Whasington en agosto y el US Open en septiembre, y con victorias sobre el resto del 'Big Five', Delpo cerró un 2009 de ensueño ya que se asentó entre los grandes y a su primer Grand Slam, algo que no tiene su enconado rival Murray, casi une ser maestro en su segunda intentona, sueño del que le despertó con todas las de la ley Davydenko.

Para 2010 le espera un año en el que puede cosechar muchos puntos y escalar posiciones en el ranking ATP, aunque también deberá hacer frente a inumerables presiones. Y el mayor de estas última spuede provenir de la prensa de su país, que clama desde hace tiempo por una Copa Davis. El inicio de la campaña en pista dura y el final en pista rápida lo tiene dominado, en tierra haber hecho semis en Roland Garros le advierte de que ya está cerca, mientras que en hierba debe de intentar dejar de ser el único de los grandes, a modo y semejanza de ser uno de los pocos tenistas que sigue con la camisa en plan look Nadal -sin mangas-, que no amedrenta a los rivales con sus posibilidades de llegar a las rondas finales. Porque Juan Martín Del Potro es el quinto gran tenista de hoy en día, apareció súbitamente pero vino a quedarse en la élite, no a figurar en ella solo por un corto espacio de tiempo.