El mejor jugador de tenis de España de toda la historia sin duda. Ese es Rafael Nadal (Manacor, 3-6-1986), varios peldaños por arriba del resto de los buenísimos jugadores españoles del circuito ATP de hoy en día. Los Verdasco (9º), Robredo (16º), Ferrer (17º), Feliciano López (47º), Almagro (26º) o Ferrero (23º), por citar a los más punteros, no llegan al nivel de tenis, tanto en calidad, técnica, táctica, pundonor y derroche, que desprende el balear, un tipo admirado por toda clase de gente, desde la madre que le ve como el perfecto ejemplo a seguir al máximo forofo de su más enconado rival en las canchas.
A pesar de que el tenis español tuvo a sus primeros ases con Manolo Santana y Manuel Orantes en las décadas de los 60 y 70 que popularizaron este deporte, con la continuación en los 80 de los hermanos Sanchez Vicario o Sergio Casal, entre otros, fueron las Olimpiadas de Barcelona'92 -como en casi todos los deportes- las que en cierto modo modernizaron el tenis. La plata de Arrese en la ciudad condal, unida a la hegemonia de Sergi Bruguera en una tierra batida donde le acompañaban tenistas como Berasategi primero y después los Corretja, Moyá o Costa, reengancharon a la gente con el tenis. Parecía que el logro de la primera Davis en 2000 y el número uno de Ferrero suponían el culmen del tenis en España, pero aún quedaba por llegar el fenómeno Nadal y su cobertura televisiva hizo el resto.
En primerísima línea de lo más de lo más de la élite enística desde que a finales de 2004 dejase boquiabiertos a los norteamericanos en una final de Davis en Sevilla con tan solo 18 añitos, Rafa Nadal había acumulado en 2005, 2006, 2007 y 2008 un palmarés bárbaro que el solo hecho de intentar enumerarlo me dejaría sin espacio en este blog. A finales del año pasado Nadal era un número 1 del mundo hiperconsolidado, y a su tiranísobre la arcilla unía también la supremacia en hierba y buenos títulos más juego consistente tanto en pista dura como rápida. Pero acacbó el 2008 lesionado y perdiéndose tanto la Copa Masters de Shanghai como la final de la Davis en Argentina.
Parado desde octubre por una rodilla dañada, era la primera vez tenía que afrontar un parón tan prlongado en su carrera deportiva. Ya en el momento de su fulgurante irrupción y posterior consagración en el 2005 se comentaba que Nadal practicaba un tipo de juego basado principalmente en su físico, llegaba a todas las bolas y las devolvía insistentemente, se comentaba que el día qu su físico se resentiese, su juego no sería igual. Infinidad de agorero repetían esa cantinela año tras año, a lo que Rafa contestaba con una temporada mejor que la anterior.
Y analizando detenidamente el 2009, se podría defender que esta inercia se repitió: al doblete Roland Garros-Wimbledom 2008 má medalla deoo en Pekín y número uno, podíamos anteponer el Open de Australia 2009, laCopa Davis hace unos días y ¿paramos de contar amigos? Nooooooooo. Dejar llorando en Melbourne al mejor tenista de todos los tiempos, remontar hasta 5 bolas de partido ante un Nalbandian lanzado en un partido trabado y en ese típico día que no te sale nada o comerle un vez más la moral a Djokovic en la tierra de las semis del Masters de Madrid, hacen también grande a Nadal. Pero lo más grande en Rafa es su manera de sobrellevar su lesión, sus supuestos problemas familiares y su humilde retorno a la competición.
Siendo el primero en el ranking mundial, sorprendían lo duros entrenamientos de pretemporada de Nadal en diciembre de 2008, pero no por la idea de recuperar definitivamente la maltrecha rodilla, sino por su empeño en mejorar el saque. Con 22 años y casi todo ganado, esas ansias por seguir aprendiendo y mejorando habla bien a las claras de la mentalidad de ganador y de la pasta de la que está fabricado este campeón. El saque del balear siempre fue correcto pero no le otorgaba esos puntos gratis extra que otros conseguían con sus potentes o colocados saques, lo cual le obligaba a desgastarse en los peloteos. Y ese sería el camino a seguir, tomando como ejemplo al actual Maestro, el ruso Davydenko, que hasta este año no sacaba ni hostias y hacia el final de esta temporada unió a su juego industrial unos cañonazos al saque que muchos sufrieron. Rafa mejoró su saque, pero aún le falta ser temible en ese aspecto.
Antes de debutar en el torneo de Doha, Rafa jugó un partido de exhibición ante Murray, y como en todas estas pachangas ideadas por el marketing y que dirimen que se vayan a los 3 sets para captar la atención plena de los aficionados, caso de aquel experimento de jugar a media pista en irra y la otra media e hierba, ambos jugadores siguieron con la tónica de la temporada anterior: Murray enrachado y Nadal peleón, pero el premio cayó del lado del escocés. Ya inmerso en el ritmo de los torneos, el francés Monfils tumbó en cuartos de Doha por un doble 6-4 a un Rafa que venía de batir al francés Santoro y el eslovaco Karol Beck.
La prensa española venía malacostumbrada de un espléndido año 2008 donde Rafa solo perdía en las rondas finales de los grandes torneos o porque tuviera problemas físicos. Y a dos semanas vista del primer Grand Slam del año, se sucedían las especulaciones sobre un bajón de juego, e incluso el balear no aparecía en ninguna de las quinielas para alzarse con el Open australiano. El máximo favorito era Murray, sin haberse consagrado aún en un 'major', por delante del 'Dios' Federer -lo cual le llegó a molestar al suizo y volvió a soltar una más de sus frases lapidarias que en muchas ocasiones Roger esboza y que dan tanto que hablar-, del campeón y Maestro en ejercicio, Djokovic, o la sorpresa del 2007, un Tsonga ya asentado en la élite. Nadal reveló que aceleraba su entrenamientos y su entorno hablaba de un jugador nuevo, acorde a su nueva imagen, donde sustituía sus clásicos pantalones piratas y camisas sin mangas por atuendos clásicos que buscaban dotarle de cara al público de una madurez inteligentemente contrarrestada por los vivos colores de su vestimenta, cintas del pelo y muñequeras inclusive.
Arrancó Nadal su andadura en Melbourne contra el belga Christophe Rochus, el 75 del mundo por aquel entonces, y lo soventó sin problemas en tres fáciles sets, y lo mismo ocurrría en siguientes rondas con el croata Roko Karanusic (92º) y el alemán Tommy Haas, un ex top ten en horas bajas, como estab el 79 del mundo esa semana pero que reontaría en 2009 hasta el 18º en el ranking ATP. La primera piedra de toque para Rafa suponía en octavos un Fernando González, 13º, su rival en la final de las olimpiadas pasadas y un superclase que si tenía el día y empezaba a repartir zambonbazos con su derecha de arriba a abajo, podía hacer un traje a cualquiera. Nadal lo sacó adelante solvetenmente, y en cuartos ante el francés Gilles Simon (7º), una de las sopresas agradables del 2008 y en Australia habiendo superado a Monfils, último vedugo de Nadal, pero éste no le dejo entrar en juego como en las semis deMadrid 2008 y lo batió en tres sets, los dos últimos muy ajustados.
Nadal llegaba a la penúltima ronda sin ceder ningún set y con la misma dinámica de juego que le hizo imbatible entre la tierra, la hierba y el oro olímpico. Pero ante el madrileño Fernando Verdasco, en el top en por primera vez en su carrera, hubo de ir hasta los 5 sets y por primera vez veía como un contrincante le plantaba cara con argumentos, y muy sólidos por cierto, como fueron los dos tie-breaks que se anotó ante Rafa. Pero Nadal tiene una innata cualidad, que es capaz de arrollar en partidos fáciles pero que cuando se iguala el 'match', también tiene la capacidad saturar a su rival y batirle básicamente por mentalidad. La fea doble falta de Verdasco puso fin a un bonito partido y dió paso a la enésima final Federer-Nadal, el duelo por todos deseado, anhelado, suspirado y todos los adjetivos posibles que denoten pasión. El balear le tenía tomada la medida al suizo en las finales, tanto en arcilla como en hierba, pero en pista dura y por consiguiente más rápida que Roland Garros aunque no tanto como Wimbledom, aún no se habían medido. Al final, el duelo se decantó nuevamente a favor de Rafa en otros 5 fantásticos sets, aunque por primera vez Roger estuvo más cerca que nunca de ganar y los sets que ganaba los solventaba con suficiencia, mientras que los sets anotados por Rafa eran más ajustados.
El abarazo de Rafa a Roger al ver a éste totalmente abatido y llorando cual crío en la entrega de premios, unido a la no efusiva celebración de otro grand slam más a su palmarés por no ofender a su rival-amigo, ponía fin al verano austral de Rafa y escondía unas nuevas dolencias en sus rodillas que a principios de febrero quedaban patentes en la final de Rotterdam ante Murray, contra quien cayó en 3 sets con rosco en contra cuando las rodilas le dijeron basta, pero que anteriormente había doblegado, además de a una futura estrella como el búlgaro Grigor Dimitrov (ojo con este chaval, juega brutal), a tenistas de la talla de Tsonga o Monfils.
Sin poder competir en febrero y con la vista puesta en volver para inicios de marzo para la ronda preliminar de la Copa Davis en Benidorm contra la Serbia de Djokovic primero y para después encarar con garantías la gira norteamericana de pista rápida en Indian Wells y Miami, Nadal retornó a las sesiones de recuperación física y martilleó de su juego fuera de los torneos. Y en la incursión, a lo expediciones suicidas de los vaqueros en territorio comanche, en la tierra batida de principios de marzo en Benidorm, el de Manacor dió una lección más de cómo y a qué intensidad hay que jugar sobre esta superficie. No otorgó ninguna posibilidad ni a Victor Troicki, a día de hoy 29 del mundo, ni a un Djokovic que ya sentía el aliento del escocés Murray en el ranking. La evolución del juego de Rafa ese fin de semana fue correcto, siempre dominador. Ni siquiera la jugarreta del viento en las gradas de Terra Mítica descentró al manacorí.
La solidez del tenis de Nadal resultaba abrumante y todo ello se traslado hasta California primero y más adelante a Florida. Esta inercia vencedora se cobró sus primeras víctimas en el desierto californiano en los nombres del alemán Michael Berrer y el ruso Dimitry Tursunov, ambos en la segunda cincuentena de la ATP. En unos octavos de final jugados en plena Semana Santa española, Nadal saltó en el último turno para enfrentarse a las siete de la mañana hora española contra una de sus bestias negras, el por aquel entonces 14 del mundo, el argentino David Nalbandian, con un balance positivo en sus duelos particulares y con el recuerdo de la doble paliza que el cordobés propinó al español en su glorioso sprint final del 2007. Con Nalbandian un set arriba, un break arriba en el segundo parcial y con un David que parecía haber puesto el turbo se llegó al 5-3 y saque de Rafa para mantenerse vivo en el partido. Tras levantar agónicamente hasta 4 bolas de partido, Nadal aguantó, y con el saque del argentino también batalló un match-point en contra para romper sorpresivamente el saque de Nalbandian y dándole un giro de 180º a un partido que nunca parecía suyo, para ir al tie-break y tras ganarlo por galones, endosar un rosco al argentino en el tercero, algo cantado por todo el mundo, ya que se sabe que un partido largo que se decida por el físico siempre será perdido por el un día 'Rey David'.
En cuartos de Indian Wells esperaba otro argentino, el tandilense Juan Martín Del Potro, a quién aún no había llegado su hora de gloria y optó por tomar apuntes sobre cómo batir al sólido 'number one' del mundo. En semis Roddick tampoco opuso excesia resistencia, más allá de sus típicos cañonazos al saque y el apoyo de su público. La final contra Murray prometía ser espectacular pero el viento deslució el juego y ganó quien más experiencia tenía en hacer frente a las adversidades: la mentalidad ganadora de Nadal supo leer mejor las pelotas condicionadas por el viento, tanto las suyas como las de Andy, y en dos cómodos sets batió a un Murray no acostumbrado aún a que las cosas no le fueran rodadas. Sin embargo, en el considerado cuarto grande, en el Masters 1000 de Miami, tras tumbar sin problemas al ruso Teimuraz Gabashvili y al portugués Federico Gil, Nadal sucumbió en cuartos ante Del Potro en el tie-break del tercer set y veía rota una racha de triunfos en torneos de nivel.
Aún no se sabía públicamente lo de los supuestos reveses familiares pero como el propio tenista reconoció más adelante, ya en Miami él se veía juando moderaamente mal y el paso de la pista dura a su superficie favorita no trajo la solución a sus males. No sabemos cómo ni porqué -eso solo lo sabrá el propio Rafa, eso espero-, el click que le trasnportaba de una dinámica positiva a otra negativa ya se había producido y como se vió meses más adelante, la solución tardaría en llegar. No obstante, Rafa es tan bueno y tras 4 años de tiranía absoluta en tierra sus rivales le mostraban tanto respeto, que Nadal no necesitó de torneos previos preparatorios, leáse Casablanca o Estoril, para llegar y ganar sin apenas oposición en el Masters 1000 de Montecarlo (donde incluso se permitió el lujo de ganar en dobles con Tommy Robredo), en el ATP250 del Conde de Godó de Barcelona (el torneo de su club) y en el Maters 1000 de Roma: los dos primeros torneos suponían el quinto consecutivo de cada uno, mientras que el italiano era el tercero de su carrera. Algunos de sus contrincantes en estas tres competiciones fueron el croata Ivan Lujibicic o Andy Murray (quien si osó a hacerle algún break a Rafa pero que había de sufrir rápidos contrabreaks por parte de Rafa prácticamente cuando éste quería) en el Principado Monegasco, Ferrer en la final barcelonesa o Soderling (quien perdió por 6-1 y 6-0, algo que hace más difícil entender lo que pasaría semanas más tarde en París) o el chileno Fenando González en semis antes de que el serbio Djokovic le disputara las finales de los dos Masters de este mes de abril.
Pero con la llegada de mayo se acabaron los títulos para Rafa. En un principio, nada hacía entrever el giro de la tendencia arrolladora en tierra de balear, ni siquiera el que pediera la final del Masters 1000 de Madrid en la Caja Mágica por un doble 6-4 ante el suizo Roge Federer. Anteriormente había batido en plan funcionario al austríaco Jurgen Melzer (ese jugador que emplea en individuales la táctica de dobles y sube constantemente a la red a presionar al rival, bien saque él o su adversario), el alemán Phillip Kohlschreiber y el madrileño Verdasco, muy regular hasta entonces ya que llegaba mínimo a cuartos de todos lo torneos en los que juaba. Pero al medirse por cuarta vez en tierra este año a Djokovic, se jugó un sábado un partido a 3 sets y más de 3 horas. Novak estuvo cerquísima de doblegar a Rafa, no conseguiéndolo por la tozudez de Rafa, fue el invitado de lujo del que muchos analistas consideran el día en que Nadal agotó todas sus pilas.
La edición 2009 de Roland Garros tenía colgada ya de antemano la etiqueta de coto privado de Rafa Nadal pero como posibles aspirantes aparecían más tenistas que nunca. Ni el más pesimista de los seguidores españoles podría preveer la caída de número 1 en el torneo parisino, y máxime tras la solvencia demostrada en las rondas principales ante el brasileño Marcos Daniel, 96º de mundo, de nuevo ante el ruso Teimuraz Gabashvili (ni entre los 100 primeros) y en dieciseisavos apeó en tres comodísimos sets al australiano Leyton Hewitt, de vuelta a la competición de más alto nivel. En octavos se enfrentaba al sueco Robin Soderling, un jugador que deambulaba entre el 20 y el 30 del mundo las semanas anteriores y un tipo con fama a la par de borde y odiado. El duelo se solventó a 4 sets y dos tie-breaks, pero esta vez Rafa no pudo llevarse el triunfo, ya que el sueco le movía de lado a lado, le hacía retroceder a basede derechazos planos y sacaba sublimente. Todos adujeron un mal día, que si jugasen al día siguiente Rafa ganaría con contundencia y que de 10 partidos Rafa ganaría hasta 11, lo que daba fe de la consternación de esta derrota. Incluso el mismo Rafa optó por no robar protagonismo al próximo vencedor del torneo y esperó a que pasarán algunas semanas para revelar que sufría una lesión en su maltrecha rodilla que le impediría afrontar con garantías la temporada de hierba.
Por primera vez en muchos años, pudo celebrar su vigesimotercer cumpleaños en casa pero para nada fue feliz este dato. Al salir de Roland Garros esperaba perderse solo Queen´s y creía que llegaría a tiempo de defender su corona de Wimbledon, pero con el transcurrir de junio la cosa empeoró y la rodilla de Rafa no mejoraba. En el All England Tennis Club, el balear perdió también su puesto de número uno y afrontaba un verano donde las estajanovistas sesiones físicas para recuperarse se convertían en obsesión. Nadal solo vivía para refortalecerse de nuevo y volver a competir, para lo que fijó en agosto y la gira norteamericana de pita dura, su vuelta a la competición. Tal fue así, que tampoco pudo llegar a tiempo de defender a su país en la Davis en Marbella ante Alemania y sufrió en exceso, como todos los españoles, para ganar por 3-2 con el decisivo punto del valenciano Juan Carlos Ferrero.
En el Maters 1000 de Canadá, a celebrar este año, como todos los impares, en Montreal, Rafa llegaba siendo aún el 2 del mundo pero salió hacia Estados Unidos como el 3 del mundo. En Canadá redebutó contra el alicatino Davi Ferrer, pero éste se retiró en el primer set cuando perdía 4-3. A la ronda siguiente, el germano Phillip Petzschner, 80 del mundo hoy en día pero ni idea en qué puesto se encotraba ese día, confería al protagonista de nuestro escrito la oportunidad de todo un partido completo, aunque facilísimo en su ejecución. El tropiezo llegaba al día siguiente, de nuevo en cuartos de un Masters 1000 y ante el ya 5 del mundo, el argentino Juan Martín Del Potro, contra quién aguantó hasta el tie-break del primer set para claudicar en el segundo por un contundente 6-1. Los fans de Nadal no estaban aún preprados para ver hincar la rodilla a Rafa y se negaban a admitir que el balear estaba sufriendo de su prpia medicina en muchos de los partidos que no ganaba a lo alrgo de 2009.
Aunque en Cincinnati alcanzó una ronda más tras ganar a buenos tenistas pero nada supers como el italiano Andrea Seppi, el francés Paul-Henri Mathieu y el checo Tomas Berdych, en semis fue vapuleado por Djokovic y en el ambinte iba extendiédose aquella sensación de 2005, 2006 y parte de 2007 en que los rivales encuadraban a Nadal como jugador de una clase de superficie ante todo y bastante vulnerable en otra clase de pistas.
Al US Open llegaba el balear con la opción de completar el Grand Slam, es decir, conquistar los 4 grandes,y a la vez ser el primer tenista español que conquistase Flushing Meadows, como ya hiciera entre finales de enero y principios de febrero en Melbourne Park. Su primer rival iba a ser el francés Richard Gasquet, un tenista de la misma generación que Rafa y que era uno de sus más enconados contrincantes en la época de juniors. Poseedor de un fortísimo y profundísimo revés de ataque, Gasquet hubo de sufrir el sambenito de jugador talentoso pero ante la exhaustiva presión de la hinchada gala nunca pasó de ser la eterna promesa del país vecino. Pero en Miami de este año fue controlado positivo por cocaína y sancionado absurdamente por la ATP: el mismo tenista adujo que todo fue producto de besar a auna mujer que sí había consumido y en agosto se encontraba como Nadal, de vuelta al más alto nivel pero muy poco rodado. Ante Kiefer, Almagro y Monfils el tenis del balear encontró líneas y direccione con facilidad y así se plantaba Rafa en cuartos ante el chileno Fernando González, quien le obligó a ganarle dos tie-breaks antes de recibir un inexplicable 6-0, con interrupción por la lluvia incluido. Y como Murray cayó en octavos ante Cilic, las semis de Rafa le devolvian el segundo puesto de la ATP. Pero en esa ronda se repetía por tercera vez lo mismo que en cuartos de Miami y Canadá, y el argentino Del Potro le demostraba las razones, métodos y armas que le hicieron merecedor de su primer Grand Slam con tan solo 20 añitos.
En Nueva York los problemas físicos de Nadal hicieron de nuevo acto de presencia, per esta vez no fueron las rodillas, sino los abdominales para los que Nadal pidió asistencia médica. Por precaución, septiembre se convirtió en mes de semi-descanso y renunció por segunda ronda consecutiva a enfrentarse en las semifinales de la Copa Davis a Israel en Murcia. Esta vez no hubo de ver tan cerca la eliminación, sino todo lo contrario, y tras certificarse que en la final habrían de batir los españoles en casa a la República Checa, Nadal pudo planificar minuciosamente el final de temporada. Y escogió dos hitos: la Copa de Maestros de Lóndres, para el que ya estaba clasificado desde mayo (fue el primero en conseguirlo) antes de que empezara su particular 'vía crucis', y la final de la Davis en diciembre.
Para ello utilizó la gira asiática de octubre en torneos ATP250 como Pekin y el penúltimo Masters 1000 del año en Shanghai, donde cayó en semis ante un Cilic que empezaba a creer más en si mismo en este final de temporada y en la final ante el jugador más en forma de la parte-indoor del año, el ruso Nikolay Davydenko, respectivamente. Unavez que supo que la final de la Davis sería en Barcelona, la ciudad de su club tenístico, se motivó aún más y hasta optó por renunciar al ATP500 de Valencia, nuevo torneo con nueva ubicación en el calendario para competir contra rivales de más entidad en Paris-Bercy, donde llego hasta las semifinales derrotando en agónicos partidos al murciano Nicolás Almagro (acabó con calambres y extenuado después de haber llevado por primera vez un duelo suyo contra Rafa hasta el tercer set) y al gerundense Tommy Robredo (contra quien también hubo de levantar bola de partido), antes de solventar el duelo ante el vigente capeón Tsonga en dos muy buenos 7-5. Pero si como Del Potro le tomó la medida, otro superclase como Djokovic también aprendió a explotar las debilidades de Nadal y volvió a arrasarle, que es lo que hace cada vez que le gana, si Novak gana aRafa es con autoridad, y si pierde tiende a ser más algo igualado.
Tras París, el mundo del tenis se trasladaba a otra capital europea de tronío, Lóndres, donde se jugaría la Copa de Maestros más caótica para los grandes favoritos. Andy Roddick era baja por lesión y le sustituía el sueco Soderling, quien a la postre sería la gran sorpresa, como es casi tradición con los jugadores citados a última hora. Nadal quedo emparejado en un grupo con Djokovic, Davydenko y el propio Soderling, y als estadísticas dicen que perdió los tres partidos sin anotarse ni un misero set. Sus tres rivales demostraron ser superiores al manacorí, pero tampoco mucho más. Aunque en ninguno de los tres tuvo sensaciones de poder ganar y ni siquiera dominó en muchas fases del juego con su saque. Sin embargo, el entorno de Rafa era positivo por la evolución de su juego después del Open Usa y citaban las rondas finales de los dos masters anteriores logradas por Rafa para valorar la tendencia de su tenis.
Comenzar y terminar el año ganando era el objetivo de Rafa en el Palau Sant Jordi, y a fe que lo consiguió. Inmerso en un ambiente de buen rollo envidiable de la armada española de tenis, se erigió en líder de grupo para fulminar al checo Berdych en el primer punto y cumplir con su papel: dar tranquilidad a sus compañeros y animar para lo que quedaba. También subió al marcador el 4-0 ante Jiri Hajek y tras todas las celebraciones y felicitaciones, daba por concluida su larguísima temporada, ya que no acudira al novel Masters de Tenis de Bilbao ni al Masters nacional. Quizás el propio Rafa pueda definir como complicada este año pero su carisma seguirá reluciendo entre los grandes en 2010, porque después de todo lo que dió al tenis, con 23 años, aún tiene mucho que ofrecer y seguro que pronto volverá a ganar más torneos grandes e importantes.
http://www.terra.es/deportes/articulo/html/dpo446563.htm
http://www.youtube.com/watch?v=SQJy56qM6Fc&feature=related
http://www.rafaelnadal.com/nadal/es/home
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